Obra del arquitecto y artista Joaquín Vaquero Turcios en Museo de las Casas Reales
Foto de General de San Juan - Trabajo propio, CC BY-SA 4.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=118687199
a CONTINUACIÓN texto de NUESTROS MONUMENTOS, de Arístides Incháustegui y Blanca Delgado Malagón, aporte de EDITORA HOY, C. POR A.
MUSEO DE LAS CASAS REALES
Alegoría de Enriquillo
El Museo de las Casas Reales ha ambientado un salón para que el visitante perciba el origen de la legislación indiana y conozca a los protagonistas iniciales de este proceso que con el correr de los años evolucionaría hacia la Declaración de los Derechos Humanos.
En este salón cuelga una tela de gran formato en la que Joaquín Vaquero Turcios ha plasmado una alegoría que presenta a una misma escala al rey Carlos I de España y V de Alemania y al cacique taíno Enriquillo, quien había sido educado por frailes franciscanos, adoptó la doctrina cristiana por bautismo y se casó con Mencía.
En San Juan de la Maguana Enriquillo fue encomendado a Francisco Valenzuela.
A la muerte del compasivo encomendero le sucedió su hijo Andrés Valenzuela quien irrespetó a Enriquillo y los suyos.
El cacique taíno envió su queja a todas las instancias de la isla y al no ser atendidos sus reclamos se sublevó junto a otros seguidores de su misma raza internándose en las montañas del Bahoruco.
Su guerra duró unos trece años y se ha dicho que le costó a la Corona española unos $40,000 pesos.
Finalmente, Carlos I le reconoció sus derechos ofreciéndole libertad total para él y su gente.
En 1533, Francisco de Barrionuevo en nombre del rey y Enriquillo firmaron un tratado de paz.
Enriquillo murió en 1535 en Boyá, último reducto de la raza aborigen en la isla.
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