“EN TORNO A LA LITERATURA DOMINICANA” O LA FRUCTIFICACIÓN DE LA CONSAGRACIÓN, EL DEBER Y LA PASIÓN*


Por: Ángela Hernández Núñez
        Escritora dominicana

Miguel Collado empezó en el mundo cultural con la poesía y por más de diez años se mantuvo en ella. Cuatro libros publicó en este género, del que nunca se desligaría por completo. Pero si algo ha caracterizado a este escritor nacido en la llamativa sierra dominicana, concretamente en Jánico, es el continuo ensanchamiento de sus horizontes de erudición; incentivado por sus emociones humanísticas, el amor a los libros y el compromiso, latente en cuanto hace, de aportar a su país, al Caribe y América. Compromiso que brilló como sustancia, ética y vida en las figuras con las que el autor de “En torno a la literatura dominicana” se ha identificado y seguido con fervor reverencial: Eugenio María de Hostos, Pedro Henríquez Ureña, la familia completa Henríquez Ureña y Juan Bosch.

A los 22 años, Miguel Collado publicó su primer libro (“Pesada atmósfera”, poesía, 1976) y desde entonces hasta acá no ha dejado de trabajar con arduidad en el escenario cultural. En este trayecto, su inclinación a interesarse por la suerte de la literatura dominicana y por los autores y autoras constituye su más acentuada marca. Y ello, aunque la incluya, no nace de la generosidad sino de una mirada perspicaz, realista y conmovida sobre el panorama de los libros y la investigación bibliográfica en la República Dominicana. Entonces se interesa por la historia en general y por la historia en pequeño, que tanto dice de lo que somos y cómo nos formamos; se interesa por la historia de los libros y sus autores y autoras; se interesa por la edición, por las fuentes.  Más aún, se revela  enamorado de la creación y los talentos de otros; les publica y les promueve.  Seguirá haciendo su propia obra, pero de todo será de  su entusiasmo, el vuelco de sus energías, de gran parte de su tiempo, a la bibliografía dominicana lo que lo situará en un lugar prominente del mundo cultural dominicano.

Es increíble que promediando los veinte años de edad ya Miguel Collado se percatara tan claramente del estado de la bibliografía dominicana y las dificultades, a veces casi invencibles, con la que se topaba toda persona decidida a investigar algún área de la misma, advirtió los vacíos, la disgregación de fuentes, la apatía prevaleciente en torno al valor de las mismas, como acerbo del país, vital para conocernos en cuanto pueblo y cultura. Por entonces, escribía cuentos y poemas, pero decidió ser bibliófilo, dedicarse a ello, a organizar las fuentes, haciendo de este tributo un alto deber ciudadano.  Se propuso hacerlo con elevados estándares. Y para ello se preparó, buscando y logrando la asesoría de los maestros en estas lides: Rodríguez Demorizi, Vitilio Alfau y Ramón Fondeur.  Él no les defraudaría. En 1993 Miguel Collado gana el “Premio Casa del Escritor Dominicano” con su ensayo “Apuntes bibliográficos sobre la literatura dominicana”. Hoy día, es uno de los intelectuales más solicitados en numerosos temas y uno de las personas más empeñadas en la estimación y esparcimiento del pensamiento hostosiano.

Miguel Collado produce selecciones, compilaciones, antologías, ediciones, ensayos, conferencias, artículos en una fructífera carrera que se despliega no solo en RD, sino en Puerto Rico, Nueva York y otras muchas ciudades, en las que ha establecido relaciones estables con académicos y escritores. Decenas de títulos han visto la luz en las dos últimas décadas gracias a la labor de este infatigable bibliógrafo llamado Miguel Collado, un hombre, por si fuera poco, que se adscribe a los valores de los maestros queridos

Hoy, somos testigos y partícipes del nacimiento de otra obra de Miguel Collado: “En torno a la literatura dominicana (Apuntes literarios, bibliográficos y culturales)”, esta vez publicado por el Banco Central, cuya colección ha ganado un envidiable prestigio por la calidad formal y el riguroso proceso de selección, merito del Departamento Cultural de esta institución.
Este libro comprende doce años de intensa y creciente actividad intelectual de Miguel Collado. Retrata las líneas de interés en sus investigaciones bibliográficas y, como suele ocurrir con el poema y la ficción, por alguna suerte de misterio, retrata también a su autor; sus inspiraciones, sus motivaciones vitales, sus exploraciones, desafíos y aciertos.

Este libro es un curso casi completo sobre el acerbo bibliográfico de la República Dominicana, con sus núcleos lucientes y sus ricas vetas de conocimiento. La aguda mirada del autor ha viajado por un vasto paisaje, ejerciendo su entusiasmo, haciendo rectificaciones, planteando sus tesis, compartiendo sus hallazgos, y en el camino, queda plasmada su actitud e intención de rebasar fronteras para retomar, ratificado, el espíritu antillanista y latinoamericanista, el mismo que animó a nuestros héroes y heroínas de las letras y la acción (Luperón, Hostos, Salomé, Bosch…). Arroja luz en rincones penumbrosos u olvidados (como su escrito sobre el primogénito de Salomé Ureña y Francisco Henríquez y Carvajal) o acentúa elementos a los que no se dado la debida relevancia. De hecho, la Sección 1 del libro -más los apéndices- está dedicada a los Henríquez Ureña, en tanto la Sección 2 se centra en Eugenio María de Hostos y la Sección 3 en Juan Bosch.

En ocasiones, el autor introduce un dato curioso,  por ejemplo: la muerte, durante el asalto de Francis Drake a la ciudad de Santo Domingo, del primer poeta nacido en la isla La Española”; en otras, aclara, por ejemplo, “Nicolás Heredia era dominicano, no cubano”, y en distintos artículos arroja luz sobre pioneros en distintas facetas culturales: “Ulises Heureaux, hijo: primer dramaturgo sanjuanero”, “Manuela Rodríguez, primera escritora sanjuanera” ―nótese el interés en reivindicar las raíces en la geografía de provincia―. “José Núñez de Cáceres, uno de los primeros fabulistas de Hispanoamérica”. En estos detalles late el deseo de alimentar la autoestima nacional.

Es común en nuestro país el hablar de oídas y  descubrir de continuo la pólvora, desconociendo la tradición elaborada y el trabajo de los otros. El libro de Miguel Collado se inscribe en el serio esfuerzo de contrarrestar la superficialidad de opinión y el vicio de minimizar o exagerar nuestro acerbo. Esta obra reúne notoria cantidad de informaciones y numerosísimas pistas importantes para quienes se proponen estudiar aspectos específicos, autores, autoras, hechos de nuestra cultura, con el rigor y la sustentación documental.  (Que por cierto, dicho sea de paso, la Biblioteca del Banco Central, con la digitalización de periódicos y las reservas bibliográficas que tiene se constituye en un atractivo para investigadores y universitarios).

En nuestro país -es una de las posibles conclusiones al leer esta obra- se ha publicado relativamente mucho, con variable calidad. Y de lo producido, es considerable y relevante lo que permanece en el olvido, ignorado en el presente, incluso por las academias y no se diga de los estudiantes de Historia, Letras y disciplinas afines.
Un conjunto de los trabajos comprendidos en el libro que hoy se presenta tienen una función bibliográfica panorámica, que refuerza lo ya dicho de esta obra en cuanto a proveer conocimiento sobre el acerbo literario nacional. El autor ofrece 272 títulos como “obras recomendadas de la literatura dominicana”, lista que elabora a partir de sus indagaciones y sus criterios estéticos.  Además:  una “bibliografía cronológica de la literatura infantil dominicana”, cronologías bioliterarias de Enriquillo Sánchez, Rafael Abreu Mejía y Livia Veloz.

Miguel Collado, confiere a la seriedad una categoría de emblema personal. Transita el camino de la erudición, pero no pierde el calor de lo concreto y nutritivo de lo vivo. Por ello honra la amistad y mantiene en alto sus lazos con Jánico. Venera a sus maestro y una de las formas en que lo hace es cultivando vínculos primarios con parientes de los humanistas estudiados y con los autores vivos; ganándose aprecio y confianza.  Nos dice que un bibliófilo “es un ordenador, un transferidor de datos e informaciones; en otras palabras, es un creador de fuentes de consulta”.  Él mismo se describe en esta definición. Y En torno a la literatura dominicana es una fehaciente demostración de la  curiosidad, la efusión y la entrega con las que su autor ejerce su elegida ocupación de bibliófilo.

Enhorabuena, Miguel, en este momento, tus maestros celebran y tus amigas y amigos del hoy también celebran, este fruto de tu energía, tu labor sostenida e intensa y la profunda identificación con las loables tareas a las que dedicas tu vida.



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 *Discurso de presentación del libro “En torno a la literatura dominicana” (Ensayos literarios), de Miguel Collado, la noche del martes 30 de abril de 2013 en la Biblioteca Juan Pablo Duarte del Banco Central de la República Dominicana.

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