Hoy, sábado, al despertar me ha emocionado hasta las lágrimas el correo de mi hermana Rosa y no puedo dejar pasar por alto este momento único para festejar junto a ella el reconocimiento de la gente que un día vio partir a nuestro padre y hoy lo recuerda a través de ella. No pienso en nosotros como familia, no. Pienso en todos los que un día, en cualquier parte del mundo, abandonan el hogar con el sueño de progresar en otro entorno. No me importa si sale de África, de Oceanía, de Europa o de Asia. Soy hija de inmigrante y creo fielmente que el mundo pertenece a todos. La República Dominicana está formada por gente de muchas partes del mundo. Esta fiesta va por todos los españoles (de cualquier punto de su geografía), los franceses, los italianos, los judíos, los libaneses, los árabes, los holandeses, los africanos, los ingleses, los rumanos, los polacos, los alemanes, los húngaros, los rusos, los norteamericanos, los de cualquier país del continente Americano... ¡por todos!
Querida Baby:
¿Como estás? Yo acabo de regresar de Cantón con miles de recuerdos e impresiones. He vuelto a la casa de los viejos donde nació papá. El pueblo se lanzó a la calle y me acompañó en ese trecho, con los leones delante. Las niñas me trajeron flores, los viejitos, en el camino, me sonrían con dientes iluminados por el brillo de sus metales; las caras de asombro de muchos, las mesas llenas de longang, mandarinas, como símbolos de la buena fortuna; la bienvenida del líder del partido comunista, el vicealcalde, los primos sonrientes y las tías viejitas y contentas de recibir sus sobrecitos rojos... ¡Hasta cohetes han disparado, como cuando era niña! Toda un festejo por mi llegada de nuevo a la aldea Shabu donde nacio nuestro padre y pensé para mis adentros: ¡Cuán sonriente, feliz y orgulloso estará dondequiera que esté, al contemplar el espectáculo que han hecho en honor a su hija mayor.
Besitos.
Pochy
Querida Baby:
¿Como estás? Yo acabo de regresar de Cantón con miles de recuerdos e impresiones. He vuelto a la casa de los viejos donde nació papá. El pueblo se lanzó a la calle y me acompañó en ese trecho, con los leones delante. Las niñas me trajeron flores, los viejitos, en el camino, me sonrían con dientes iluminados por el brillo de sus metales; las caras de asombro de muchos, las mesas llenas de longang, mandarinas, como símbolos de la buena fortuna; la bienvenida del líder del partido comunista, el vicealcalde, los primos sonrientes y las tías viejitas y contentas de recibir sus sobrecitos rojos... ¡Hasta cohetes han disparado, como cuando era niña! Toda un festejo por mi llegada de nuevo a la aldea Shabu donde nacio nuestro padre y pensé para mis adentros: ¡Cuán sonriente, feliz y orgulloso estará dondequiera que esté, al contemplar el espectáculo que han hecho en honor a su hija mayor.
Besitos.
Pochy
Aquí está un vídeo sobre la bienvenida que le dio el pueblo de nuestro padre a la hermana Mei-Gui
http://www.gd.chinanews.com/2011/2011-09-11/2/141745.shtml
http://www.gd.chinanews.com/2011/2011-09-11/2/141745.shtml
Qué maravilla... Pienso dos cosas: 1.- La muerte no llega realmente sino hasta que llega el olvido (¡que no llegue nunca!) y 2.- Vaya suerte la nuestra la de haber heredado no una, sino dos tierras hermosas con nuestras raíces bien enterradas. Un abrazo grande a ti y a tu familia (y que le llegue también a tu padre).
ResponderEliminarAsí es, Juan C. Hay un lazo más potente cuando el idioma cohesiona. Pero estas raíces emocionales que conducen al amor filial, a la identidad, no hay distancia ni tiempo que pueda arrancarlas aunque no se hable el mismo lenguaje. Recibo tu abrazo con la certeza de que la Humanidad es una y grande.
ResponderEliminarCierto, no hay sentimiento más fuerte que aquél que se impone aun sin palabras ni letras de por medio. ¡¡Y salud por aquello de que la Humanidad es una!!
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