TODOS SOMOS VICTIMAS DE VÍCTIMAS (Louise Hay)


Malditos los niños y niñas no deseados

porque de su nacimiento se pueblan las cárceles

aunque no hay mayor condena que crecer sin amor.

Malditos los golpeados

Porque no son capaces

De elevar la dignidad y el orgullo

Por encima de sus dependencias.

Malditos los insultados

Porque aguantan lo indecible

Para recibir de cuando en cuando

Rastrojos de caricias, no más que manoseos

o pasivas entregas mirando al techo.

Malditos los amables

Porque su falta de amor propio

Humilla al toro bravo que todos tienen dentro.

Malditos los que no se aman a sí mismos

Porque sus miserias provocan la violencia.

Malditos los sacrificados

Porque dentro de ellos crece

la cloaca de la infelicidad.

Malditos los que aguantan

Porque de sus desgarros se nutre la idea de

que “amar es darlo todo sin pedir ni esperar”.

Malditos los hombres y mujeres;

Ancianos, ancianas, niñas y niños despreciados

porque dentro de ellos mismos

Crece la planta diabólica del desamor que nos destruye.

Malditos los maltratados

Porque de su indefensión se nutren los inseguros, indecisos, sádicos, psicópatas, violentos, insensibles, machos, ultrafemeninas, alcohólicos, dependientes, homosexuales-inconscientes, cazadores despiadados… los que no se quieren a sí mismos, los pervertidos, los coprófagos, los parásitos del universo, los autodestructores.

Maldita sea yo misma
por confundir la bondad con la condescendencia,
por horrorizarme ante la violencia y mantener sumiso
al león indomable que ruge en mis adentros.

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