Trayectorias Literarias: Efraím Castillo

Efraim Castillo
Por RAMÓN SABA*  

Efraím Castillo 

Nació en Santo Domingo el 30 de octubre de 1940. Narrador, dramaturgo, ensayista, poeta y publicitario. Ha ejercido exitosa y simultáneamente las carreras de publicista y escritor. Sus primeros textos narrativos vieron la luz pública hacia 1960 cuando numerosos jóvenes escritores se enfrentaron a las viejas estructuras de pensamiento con nuevas propuestas literarias.  En sus novelas y cuentos encontramos una penetrante mirada con la que intenta conjurar nuestras miserias. Su maestría en las lides publicitarias le han otorgado un merecidísimo espacio que ha ganado a base de tesón, capacidad y entrega, siendo reconocido como uno de los pilares de ese oficio. 
Fue Director Creativo de la Publicitaria Excelsior, una de las primeras agencias publicitarias del país y luego en Publicitaria Fénix, Bergés-Peña, Extensa y en su propia empresa Síntesis. Ha sido asesor de publicidad y mercadeo de varias entidades públicas y privadas, entre ellas Radiocentro, Bank of Canada, Junta Central Electoral e Inespre. Columnista de los periódicos El Nacional, La Noticia y Ultima Hora, Listín Diario, Revista Mercado y Revista Ahora. Director de la Revista de cine Butaca 92 (junto a los críticos Armando Almánzar, Arturo Rodríguez y Humberto Frías). Director del programa televisivo "Sobre Publicidad dominicana" que se transmitía por el Canal 4. Ha dictado infinidad de charlas, conferencias y talleres sobre diferentes tópicos, entre ellos publicidad, mercadotecnia, cine y creatividad. 

Efraim Castillo

Efraím Castillo es un polifacético activista literario que ha incursionado con éxito en todas las vertientes del quehacer escritural, en el que va dejando un legado compuesto por títulos como Currículum: El síndrome de la visa (Premio Nacional de Novela 1982), Inti Huamán o Eva, Again, El personero y  Guerrilla nuestra de cada día, (Premio Nacional de Novela 1999), en novela;  "Rito de paso y otros cuentos", "Los ecos tardíos y otros cuentos" (Premio Nacional de Cuento 2001) en cuentos; Viaje de regreso, La cosecha, Los lectores del ático (Premiada en Casa de Teatro,  1990) y Los inventores del monstruo (Premio Nacional de Teatro 2004) en dramaturgia; Confín del polvo en poesía y Pulso publicitario (Sobre publicidad dominicana), La especificidad publicitaria y su adaptación al entorno social, Publicidad imperfecta, Oviedo, Trascendencia visual de una historia, El discurso simbiótico de la publicidad dominicana y Efraim Castillo: Los años de la arcilla en ensayos.
Su obra ha sido reconocida y premiada en muchas ocasiones, destacándose los galardones Premio Nacional de Cuento 2001, Premio Nacional de Teatro 2004, dos premios de cuento en los concursos de La máscara (1968 y 1969), accésit concurso sobre la Revista Rotaria (1971), dos premios de teatro en los concursos de Casa de teatro, un premio de teatro en el concurso del Banco de Reservas del 1972, accésit en el Primer Concurso de Cuentos del Béisbol 2008, Premio Nacional de Novela, 1982, Premio Nacional de Novela 1999; además que sus textos han figurado en múltiples antologías.
Popularmente se le llama Cománder o General, expresiones que él mismo utiliza para llamar a sus interlocutores. Es un valiente luchador por los mejores intereses de la nación, brillante profesional maestro de la publicidad y un amigo leal a carta cabal. 
El escritor Manuel Mora Serrano (Manolito) es de opinión que “Lo de Efraim Castillo desborda la paciencia general y lleva a zonas realistas que nadie quiere ver como son y que él —con economía de adjetivaciones inútiles y sin ínfulas de renovador del lenguaje— lleva a zonas prohibidas.  A mí me parece su novela una toma de conciencia estilística, una audacia verbal y por ello creo que agotó procedimientos y cerró".
El crítico José Alcántara Almánzar considera que “Los personajes de la política y el mundillo literario local ya no son los que conocemos y tratamos, nuestros amigos de ayer y de siempre, sino los que Castillo, alterando y recomponiendo la realidad, enmascarándola, ha recreado con palabras.  La novela, por más personal que sea —y Currículum aparenta serlo— es un mundo de palabras y debemos analizarla sin perder de vista este rasgo esencial”. 
El ensayista y crítico Diógenes Céspedes considera que “Con Currículum (El síndrome de la visa) tendremos discusión y opiniones encontradas por varios años. Es una novela de calidad y ella se viene a sumar a otros textos importantes como Sólo cenizas hallarás, de Pedro Vergés y Biografía difusa de Sombra Castañeda, de Marcio Veloz Maggiolo.  Todas ellas van haciendo la novela que llaman dominicana, que en definitiva no existe ni existirá nunca si pensamos en textos, para desconsuelo de Manuel Mora Serrano, que todavía espera en vano la llegada de la gran novela dominicana. 

El historiador Manuel Núñez estima que “Como en La Otra Penélope, de Andrés L. Mateo, como en Sólo cenizas hallarás, de Pedro Vergés, constatamos en Currículum (El síndrome de la visa) la historia de una impotencia.  La historia vivida como fracaso.  Se trata de un pesimismo que forma parte del saber popularizado.  Este mito es tal vez un síntoma socializado; pero para indagar esto habría que analizar la fisonomía de los personajes en la novela dominicana y así sabremos en qué medida nuestros novelistas reproducen, o transforman, esos estereotipos y clichés popularizados, que los espeleólogos de la cultura nacional se empeñan en llamar esencia de lo dominicano, es decir, los rasgos permanentes de la nación
El escritor Marcio Veloz Maggiolo, refiriéndose a la novela El Personero expresa que “Irreverente como lo ha sido siempre en su literatura, Castillo describe la ciudad con sus lobos dentro. Con sus habitantes y políticos de glorieta. En el capítulo titulado El trepador Martínez, con los bolsillos llenos por la venta letal de su hija al Generalísimo, brujulea por el centro de una ciudad en la que los años cincuenta vienen encaramados en la voz de Bobby Capó y en los platos del restaurante de Men el Chino”.
El escritor y crítico literario José Rafael Lantigua estima que “El personero de Castillo “es una novela singular, que hace un recorrido por la sociedad trujillista sin reparos ni postigos. Abierta, descubridora, guillotinante, no es sólo la mejor novela de Efraím Castillo, es mucho más, la mejor novela dominicana sobre la Era de Trujillo y una que corre de tú a tú con la de Vargas Llosa”.
El escritor Manuel García-Cartagena asume que “Novelas como Curriculum (El síndrome de la visa), de Efraím Castillo, y Sólo cenizas hallarás, de Pedro Vergés, fueron textos narrativos que marcaron un hito en la literatura dominicana a nivel de temática, recursos lingüísticos y de estrategias  narrativas utilizadas, que se convirtieron en referente obligados del discurso ficcional en la literatura nacional”.
La articulista Ángela Peña considera que “Efraim Castillo, el publicista, dramaturgo, gastrónomo, sociólogo, historiador, poeta, cuentista, novelista, locutor, musicólogo, urbanista, ensayista, cineasta, crítico literario, artista plástico, es como una enciclopedia viviente que igual discurre sobre horticultura como del arte de cocinar, de la obra más reciente de un premio Nobel o de la circunstancia que motivó la creación de un bolero”.
El publicitario Sonny Caro Camarena dice en tono agradecido “Confieso sin rubor, que por él y el inmenso Chuchú Ortiz, me enamoré de la publicidad”.
El escritor Alex Ferreras reconoce que “Es un escritor de gran sensibilidad social. Cuando el grueso de los intelectuales dominicanos prefiere mantener la cabeza en el banco de la arena para no ver el desbarajuste que le ha sobrevenido al país en los últimos tiempos, él es de los pocos que da la cara. No es de los que escurre el bulto ni se mantiene en espacios grises. Defiende su historia y cultura con pasión, y reacciona muy molesto cuando le hieren injustamente su dignidad de hombre y de escritor”.
La poeta Camelia Michel memoriza que “En los años 70, mientras era una adolescente, recuerdo que no me perdía una sola de sus columnas Cantata (del periódico Ultima Hora), en las que siempre abordaba temas literarios y de interés social y político, de manera magistral“.
La escritora infantil Leibi Ng cuenta que “Primero lo conocí por su varonil voz, potente voz que escuchaba en la radio... después llegó una tarde con Ramón Oviedo. Luego me dio trabajo y era un jefe cercano, educado, no autoritario... que se imponía porque nació así. Entonces yo no tenía idea de su valor como escritor, dramaturgo, poeta... y es que su cercanía confundía a muchos. Síntesis, Almonte, Doña Rosa... Después de tantos años descubrí a INTI HUAMAN o EVA AGAIN y su luz me condujo a abrir un blog para que otros vieran lo que yo. Por eso dije un día que se adelantó a su tiempo como los grandes que tienen tanto que dar que el resto apenas pueden seguirles el paso. Su voz sigue dominando y conduciendo una mirada que se posa en lo intangible”.
Finalmente el narrador Roberto Marcallé Abréu afirma que “Efraím Castillo no es un escritor común, sino un sobresaliente intelectual que vierte su cultivado intelecto y su singular creatividad en las letras. Todos sus trabajos -cuentos, novelas, poesía- son trabajos de excepción”. 

Concluyo esta entrega de TRAYECTORIAS LITERARIAS con un fragmento del poema Hiroshima de Efraím Castillo:



III

Hiroshima me llama.
Me despierta Hiroshima cada mañana
en cada prisa,
en cada pisada
y veo arder los niños, los ancianos y recién llegados. 
Me veo arder a mí mismo,
a mi perro guardián
y veo arder al Ángel de la Guarda
con su báscula y espada liberadas. 

Hiroshima me llama más allá del Fujiyama,
más allá del sol que abre la pesada niebla,
más allá de los vientos ávidos de las estepas;
Hiroshima toca mi corazón y lo desgrana,
lo abate como el viento sobre la espiga,
como la fécula disuelta en las aguas,
como torbellino de cenizas alcalinas.
Hiroshima toca mis ojos y mi lengua

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