Les mains de l'amour de Martha Rivera Garrido

Al amanecer, con el temblor de los dedos ajenos en los míos guiándome hacia el Este, con la brújula húmeda de tu voz de mandala y su resonancia mística en los cables transparentes, allí en la eternidad por acaecer, en la alucinación de una distancia que es tan ficción como yo misma (como tú mismo amor, como tú mismo), cierro los ojos para mirar el árbol que escurre su savia sobre esta parcela de carne y de miel que estremeces y estremezco. Estén donde estén la luz de tu sueño y mi delirio, abrevo la madrugada en que me faltas. Te busco amor; te busco insomne, descalza, con un pezón erizado en mis pupilas huérfanas, abriendo mi rojo retoño en el chakra del deseo, ardiendo como un relámpago de agua caliente en tu lámpara caliente. Desde que te amo, desde que me amas, el albedrío de mi vuelo se ha trastornado; mi heterotopía no sabe nada de presencias ni de ausencias. Sólo conoce tu mano derecha, tus dedos de seda, que son la única bitácora de pan escrita con leche; trasegando en mi prosapia (lo que he sido y soy, lo que seré) el liquen y el veneno de la vida y de la muerte. Estés o no en el tiempo y en el espacio donde te busco, yo te encuentro ahí donde me toco, donde me enseñaste a tocarme. Donde me tocas. Porque todo es relativo amor, todo en el todo. Hasta tus manos. Hasta mis dedos.

(C) Memorial de Medusas y Cangrejos, 2018

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