La primera vez que supe de ella fue contemplando el libro LA PRIMERA
COMUNIÓN DE LAURA, de Manuel García Arévalo. Yo quedé deslumbrada. Ahora
entiendo que aquél libro, para mí que no tenía acceso a los
"altares", era la confirmación de que en mi país se podían hacer
libros dirigidos a los niños ilustrados con exquisita calidad. No tengo ya ese
libro, pues debo haberlo dejado en el camino precisamente como prueba de lo que
era la evolución de la literatura infantil en la República Dominicana. Pero el
recuerdo de Alette Simmons-Jiménez permanece como la gran artista que dedica su
tiempo a la producción para los más pequeños. Conservé muchos años este
catálogo de su exposición en el Museo de Arte Moderno en 1997. Me alegra
compartirlo y disfrutar de las lecturas bellas, trágicas, dramáticas,
reivindicativas, sensuales y fantásticas de estas magníficas obras.
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