JEAN ROSTAND |
El hijo no es todo su padre más su madre;
él no realiza, como pretendía Hegel, "la fusión
viviente de la pareja". Él es la mitad de uno
más la mitad del otro. Él funde en sí mismo
a los dos seres que existían potencialmente en
las dos células paternas. ¡Extraño tema para
hacer trabajar la imaginación, el de estos dos
seres que se conjugan gracias a nuestra
existencia: ellos existieron por separado;
nosotros elaboramos la conciencia de su síntesis!
Los hombres no conocen una suerte igual sino
antes de su nacimiento y después de la muerte.
En el seno de la madre y en la tumba.
Si es verdad que mucho de la ascensión
humana depende de lo largo de la infancia,
se podría decir, un poco esquemáticamente,
que el niño ha hecho la civilización
y la civilización ha hecho al viejo.
El reino de la ciencia ha iniciado un tipo
de época glacial en la historia de nuestra especie:
aún no se ha demostrado plenamente que
la friolera alma humana pueda resistir
el clima riguroso de la razón.
La muerte es la única cosa más grande
que la palabra que la designa.
JEAN ROSTAND
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