Dedé Mirabal |
Minou Tavárez Mirabal
Cuando la ignominia nos arrancó de cuajo a nuestro papá
Enrique, a nuestro abuelo, a tu papá querido, tu estuviste ahí: en el
desconcertante trajín de los días, en la cantinita tibia y olorosa, en la
carretera y en el tocador…. Acicalándole la cara al mal tiempo. Así como
eras, así como siempre fuiste para ti, para esta nación que amaste siempre, así
como siempre fuiste para nosotros, tu familia: incondicional y presumida,
elegante y afanosa.
Cuando de la mañana a la noche, de un brutal garrotazo tus
tres hermanas eran tres cuerpos quebrados de la vida, tres cuerpos yertos, tres
cuerpos mudos, en tus propias narices tú, oh tú, tú fuiste la que se aseguró de
que no fueran tres pasados nunca.
Tú fuiste la que gritó “asesinos” a los cuatro vientos y
oídos del día, regalándole a esta República Dominicana, a este país tan tuyo
secuestrado por el miedo, tu desobediencia a gritos como única posibilidad, tu
indignación en carne como próximo paso.
Tú fuiste, mamá, tú fuiste aquella vez la más valiente, la
más desesperada, la única “loca” en un país enfermo de exceso de cordura. O
muerto de miedo.
Tú fuiste, mamá, con ese “asesinos, asesinos” “ustedes las
mataron”, tú fuiste la que cortó la trenza que mantenía una nación completa
atada a su propia cobardía.
Tú fuiste la que trepada en la cama de esa camioneta que
llevaba a tus hermanas rotas al cementerio, fuiste la que destrenzó para
siempre y de raíz la historia de servidumbre de una tierra esclava de su propio
terror.
Tú fuiste, mamá, la que hermosa, joven, rozagante, en tu
mejor momento de mujer, llegaste del cementerio a esconder tus pedazos para
meter en la cama ya no a tres, sino a nueve hijos que criaste desde aquella
abominable noche y hasta hoy como tuyos.
Y tú fuiste, por supuesto mamá, la que para siempre y hasta
ahora, como bien nos dijiste, “lo diste todo por tu familia y por tu país”.
Tú fuiste, mamá, la que cuando todo nos faltó como nación,
como mundo, como familia, como hijas e hijos, tú fuiste la que llenó todo con
su presencia comprometida y eterna, con esa historia que nunca te cansaste de
contar una y otra vez, para que tus hermanas nunca fueran solamente pasado.
Tú fuiste, mamá, tú fuiste la que cuando todo faltó, todo lo
diste.
Minou
Leí de esta señora maravillosa en El País: http://cultura.elpais.com/cultura/2014/02/16/actualidad/1392506245_437556.html
ResponderEliminarUna gran pérdida, esta gente es la que tanta falta le hace al mundo...
Gracias, Juan C. Voy a compartir ese link ahora mismo. Un abrazo♥
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