LA QUINTA
Yo amé a
Parménides por quinta vez.
Hice viajar
mi mente en sus proemios
y deslicé
la mano entre sus rizos tibios:
quedé
varada entre el ente y las apariencias
en medio
del ágora marmóreo.
Yo degasté
mis sandalias de piel de cervatillo
recorriendo
el sendero de sus palabras.
Estiré el
cuello tratando de entender
los
aforismos surgidos de su voz:
no hubo
mayor empeño en todo el Hélade.
Transité
por la resplandeciente arena del desierto
sorbiendo
el rocío de sus labios;
llegué a
pensar que era verdad real
su cabeza
yaciendo a mi costado.
Navegamos
el río donde Heráclito
se vio dos
veces en la transparencia
y
coincidimos en el mismo puerto
antes del
quinto encuentro.
Yo amé por
quinta vez la idea
pero una
cosa es ser y otra lo etéreo
me encontré
en la oscura madrugada
sorbiendo
sales de mi propio cuerpo
Yo amé por
una vez
ahora me
acuerdo.
© Leibi Ng
Turgente, acuática, firme......desbordada,
Turgente, acuática, firme...
...desbordada,
Soy la vida
que se erige en oleadas
Soy el
clima imbatible ante la muerte
Soy la
fuerza de la espera finalizada.
No me
nombres
Soy el
tiempo, génesis y síntesis
Soy la
crónica de los hechos que no narras
En mí se
descubrió el verbo y la palabra cantada.
Yo te beso
y en mi luz se desparraman madrugadas
de suspiros encendidos como cocuyos de
lava.
Y si
emerjo, de dos lunas brotando: sangre y agua,
miel y leche en abundancia
No me temas
Dunas
nuevas moldeadas son la dicha y el placer
Amado, sólo
tú puedes traerme la albahaca,
manojos de
yerbabuena y romero bautizados de rocío.
Yo te
espero cobijando en mis pestañas
la ternura
de mi vientre habitado
por
sonrisas y alboradas.
© Leibi Ng
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