Tu corazón abierto, de Luis Carvajal Nùñez



Hay en tu corazón una ventana:
dos lámparas de barro funden su luz
y fluyen orquídeas con las mejillas sonrosadas
en los oscuros valles del silencio.

¿Dónde está el que ha de beberte hasta su muerte breve?
¿Acaso un pensamiento y una búsqueda
han retrasado el viaje hacia tu pecho?
¿Por qué demora, si sufre sombra y sed nunca saciadas?

Pero él no entiende el tiempo derretido
y al sacar del bolsillo tres luceros
se le escapan las ansias,
se despiertan sus sueños,
y en su carne
se incendian los temores y la espera.

Quiso engañar tu angustia,
espantar a su miedo;
mas descubrió,
en el fondo y de repente,
que sembró tu mirada en su conciencia
y crecieron congojas
y desvelos.

Limpio, tu corazón, mana verdades sin pulir:
el que ha de beberte hasta su muerte breve
se ha subido al tejado,
mira tu pecho abierto sin vitrales.
Triste, en el trance, le llegó el otoño.
-Quiere saltar desnudo a la ventana-
Orquídeas y verdades le ofuscan el camino.
Él; se muere de sed, de sombras, de verdades.
la noche le confisca el nombre y la confianza.
Todas las puertas se abren
...pero se escapa el alba.

Y entonces, para que no perdure nada;
ni una caricia ni un ademán ni una voz apagada
devoró con sus dientes los espejos,
arrancó, con las uñas, de su piel tu mirada
desterró los latidos de sus versos
retrocedió por siempre en la noche y el camino
y retornó la braza a su esencia de hulla.

Pero en tu corazón, una ventana,
sangra orquídeas, esperas y verdades
y aunque extirpe su vida de la tuya,
aunque huya por siempre a cualquier parte,
aunque espante tus sueños de sus sueños:
una sola serán sus soledades.

Giran los dos en torno a lo terrible.
Circula eternamente la borrasca.
A través de la sangre, un mar de excusas
ahoga en cada intento a la esperanza.

No pueden despertar; ya están despiertos.
Ya nada puede ser, todo es hastío
Todo es tumba y dolor, todo es tormento:
es la angustia la cárcel de la angustia,
Es tu tiempo el naufragio de su tiempo.
Hoy ocupan el mundo, tus vacíos,
tus verdades y orquídeas:
tu corazón abierto.


Luis Carvajal Núñez.

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