Dra. Mu-Kien Adriana Sang |
Boris Berenzon Gorn [i]
Mi decisión de conocer el siglo XX dominicano a través de la
investigación era definitiva. Ya tenía 17 años reflexionando sobre el siglo
XIX. Quería leer otras cosas y conocer la realidad dominicana más cercana. La
oportunidad me llegó en 1997, cuando Eduardo Latorre, amigo y a la sazón
canciller de la República, me pidió que hiciera un trabajo sobre la historia de
la política exterior en base a los archivos de la Cancillería. Por supuesto que
le dije que sí.
Cuando me dispuse, junto a las dos personas a quienes
solicité colaboración, Neicy Zeller y Walter Cordero, que fuéramos a ver lo que
había, nos espantamos. La palabra “archivo” le quedaba grande a lo que existía.
Eran depósitos húmedos, mal olientes, donde los documentos estaban mal
guarecidos en cajas de cartón, sin criterio alguno y algunos incluso destruidos.
Tomé la decisión no solo de escribir un texto, sino de rescatar la mayor
cantidad de documentos, y de transcribirlos para que no se perdieran. Todavía
recuerdo cómo encontramos “el archivo” de la Feria de la Paz. Una gotera había
hecho de las suyas y prácticamente los documentos estaban destruidos por una
gota de agua que los golpeaba sin cesar en el mismo medio. Solo pudimos
rescatar algunos.
El proceso de organización y rescate fue arduo. Pero el de
digitalización fue peor. Contratamos a una legión de jóvenes para transcribir
los documentos. La labor de revisión estuvo a cargo de José Chez Checo, quien
hizo una labor titánica en ese orden. El resultado fue el siguiente: La
Política Exterior Dominicana” (1844-1961). Tres tomos.
Tomo I. Caminos transitados. Un panorama histórico,
1844-1861,
Tomo II. La política exterior del dictador Trujillo
(1930-1961),
Tomo III. Disposiciones legales en política exterior
(1900-1930).
El libro se puso a circular en el nuevo salón de la
Cancillería en junio del 2000. El ex presidente Leonel Fernández presidió el
acto, y Rosario Espinal fue la responsable de hacer la presentación y ponderó
muy bien la obra. Este libro obtuvo el premio de Historia de la Secretaría de
Educación en el año 2001.
Tomando en cuenta el resultado, Eduardo Latorre volvió a
solicitarme ver si se podía hacer algo similar hasta 1974. Había poco tiempo
para hacer un trabajo con profundidad, pero mi deseo de rescatar más documentos
del ostracismo, me llevó a decir que sí. En agosto 2000 le entregué un primer
borrador, pero no hubo tiempo de publicarlo. El nuevo incumbente, Hugo
Tolentino Dipp, apoyó tímidamente el proyecto, al ofrecer su respaldo para que
el Banco de Reservas lo publicara, tal y como había hecho con la primera
versión. Salió a la luz en el 2002 bajo los auspicios de la Cancillería y el
Banco de Reservas. bajo el título: La Política Exterior Dominicana”
(1961-1974). Dos tomos. Tomo I. “13 Años de política exterior. Apuntes para un
nuevo enfoque”. Y tomo II. “La política exterior dominicana: Del caos al
abandono (1961- 1974)”.
Este primer acercamiento a la historia dominicana del siglo
XX, y sobre todo en materia de relaciones exteriores y política exterior, me
llevó por caminos nuevos en el conocimiento de la política internacional. Tuve
que leer sobre teoría, sobre la guerra fría, la política norteamericana, los
conflictos internacionales, las guerras mundiales y las competencias
interimperiales entre el Occidente y el mundo socialista. Tener que leer sobre
estos aspectos abrió mis perspectivas.
Hoy en la distancia puedo sentarme a evaluar. Creo que
logramos rescatar documentos claves de un trozo importante de nuestra historia.
Sin embargo, los trabajos son muy desiguales. Los primeros tres tomos, que
abarcan desde 1844 hasta 1961, tienen mayor análisis y profundización, debido,
entre otras cosas, a que tuve más tiempo de reflexionar. Los segundos dos
tomos, aunque rescatan importantes documentos, especialmente el tomo I, es
inacabado. La prisa y la rapidez se impusieron. Es mi segundo hijo bastardo.
Que a pesar de sus deficiencias, lo amo, porque forma parte de mi propia
historia. Pero nunca, ni entonces, ni ahora, estuve conforme con el resultado.
A veces fui muy dura conmigo mismo. Pero son de las decisiones que tomamos en
la vida, que después nos arrepentimos.
Esa primera entrada al siglo XX me permitió abrir horizontes
intelectuales. Me adentré más en la teoría política, tanto, que algunos amigos
bromeaban diciéndome que me había vuelto politóloga antes que historiadora.
Comencé a leer sobre teoría política. Coincidió con mis funciones
administrativas en la universidad, pues entonces dirigía el Proyecto para el
Apoyo a las Iniciativas Democráticas (PID), que apoyaba, defendía y fomentaba a
las organizaciones de la sociedad civil. Esta coincidencia hizo que leyera
también sobre los conceptos de democracia y sociedad civil, obligándome a
releer a los clásicos como Locke, Rousseau y a los teóricos del tema como
Salvador Giner, Malem Seña, Jean L. Cohen, Andrew Rato y Alejandro Nieto, entre
otros.
Escrito por Mu-Kien Sang
Contacto:
@MuKienAdriana
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