UNA SOMBRA DORMIDA EN LA BACHATA




Las calles se acuestan a soñar otros tiempos
mientras la gente pasa,
se orina en las esquinas,
le lanza una botella vacía de cerveza,
escupe sobre un charco de sol en el cemento;
comenta una tragedia, un número en la loto,
el último merengue, el precio de una sombra.

Sin respetar si sueña, dormita, medita o se recrea
los autos roncan, chillan, trepidan, se marean.
Ya vomitan hollín sobre el asfalto;
ya ensucian los pañales que cuelgan en ventanas;
ya miran entrepiernas bajo las minifaldas;
Ya proclaman bachatas y humillan las aceras.

Marionetas u hormigas,
postalitas pegadas al vaivén de pinceles que dibujan la nada
en su prisa sin prisa van mil extras que pasan
sin saber que es la calle la que pasa cansada
en su lecho de asfalto, de contenes y plazas.

Desdentadas aceras ven pasar uniformes 
con mochilas, sotanas, corbatines y estrellas.
Las macanas vigilan las pisadas, las huellas
y el semáforo pauta el trajín que no cesa.

Venduteros, asombros,
y palabras, palabras.

La bachata resuena
en contenes y plazas,
comenta una tragedia
bajo la minifalda.

Hormigas, marionetas
son mil extras: la nada,
en la calle que sueña
mientras la gente pasa.

En el tiempo una sombra
se ha quedado acostada
en su lecho de asfalto,
de contenes y plazas.



© Luis Carvajal

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