Alianza estratégica, por Luis Martín Gómez




Alianza estratégica

Terminado el simposium sobre Equidad de Géneros en el Mundo Posmoderno, coincidieron a la salida del salón de actos. Ella no permitió que él le abriera la puerta señalando que ese era un típico gesto de galantería con que el macho buscaba exhibir su fuerza física. Había pocos taxis a esa hora y debieron tomar uno conjuntamente. El le recordó que cada quien tenía que pagar la mitad alegando que el feminismo también se manifiesta en el compromiso con los gastos. Llegaron primero al apartamento de él. Ella aceptó subir un momento sólo para que él viera que una mujer y un hombre pueden conversar a solas sobre cualquier tópico sin terminar quitándose las ropas. El no le colgó el abrigo en el perchero, ni haló la silla para que ella se sentara, ni le acercó el cenicero. Ella resistió enderezar el cuadro de la sala, echarle agua al florero de la mesa, limpiar los bordes de la copa. Hablaron sobre el clima. En la cama, él tuvo el cuidado de preguntarle que si arriba o abajo. Ella respondió cariñosamente que las dos cosas, pero que primero ella. Y pusieron en práctica una deliciosa estrategia machista-feminista cuya ruidosa alianza duró toda la noche.

De La destrucción de la muralla china, 2003

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