Serían ciento veintiseis años Virgina. ¿Qué hubieses hecho tú con tanta vida? Tú que nos indicaste el camino de La habitación propia y metiste poesía donde todo era chato, simple relato, envuelto en semioscuridad.
A tus 59 años ya sabías de tantas certezas como para marcar un camino tuyo que han seguido muchas más.
Sin pretensiones digo que te admiro por el coraje y la valentía que supiste transmitir. Enfermedad mental llamaron muchos a tu lucidez inmaculada. Loca habías de estar para crear un mundo tan original, que nadie ha superado aún. Preclara en tu conciencia, haíta de luz y palabras. Concentrada en la imagen de la mujer audaz, capacitada y contestataria, insolente y veraz, yo agradezco a la vida conocerte, heredar tu patrimonio hecho de abecedarios, filigrana de frases, contenidos, belleza de palabra y de sentidos. ¿Qué nos queda cuando ya no pasa nada? Si alguien empujó los hechos hasta las últimas consecuencias, si alguien hizo de sus personajes, estetas, si alguien introdujo técnicas narrativas con imágenes poéticas, has sido tú Virginia de Inglaterra.
Cuando ya no dominabas tus luces, te marchaste agradecida y decidida a vivir eterna y compañera de todas las que escriben con rostro de mujer en este Viaje de ida.
LNG
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