El Armador Aquel De Casas Rústicas



Miguel de Unamuno

mateo, cap. xiii, ii - corán iii, 6.

El armador aquel de casas rústicas

habló desde la barca:

ellos, sobre la grava de la orilla,

él flotando en las aguas.

Y la brisa del lago recogía

de su boca parábolas

ojos que ven, oídos que oyen gozan

de bienaventuranza.

Recién nacían por el aire claro

las semillas aladas,

el Sol las revestía con sus rayos,

la brisa las cunaba.

Hasta que al fin cayeron en un libro,

¡ay tragedia del alma!:

ellos tumbados en la grava seca,

y él flotando en el agua.
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(Gracias a la Quinta Letra, que sigue descubriendo para mí el mundo).

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