POR LA VIDA DE MI HERMANA ROSA



UNA NUEVA FRANJA SOCIAL: 
TENER SESENTA EN EL SIGLO XXI.

Si miramos con cuidado podemos detectar la aparición de una franja
social que antes no existía: la gente que hoy tiene alrededor de 60 años.

Es una generación que ha pateado fuera del idioma la palabra
"sexagenario", porque sencillamente no tiene entre sus planes actuales
el hecho de envejecer.

Se trata de una verdadera novedad demográfica parecida a la aparición
en su momento, de la "adolescencia", que también fue una franja social
nueva que surgió a mediados del siglo veinte para dar identidad a una
masa de niños desbordados en cuerpos creciditos, que no sabían hasta
entónces dónde meterse, ni cómo vestirse.

Este nuevo grupo humano que hoy ronda los sesenta, ha llevado una vida
razonablemente satisfactoria.  Son hombres y mujeres independientes que
trabajan desde hace mucho tiempo y han logrado cambiar el significado
tétrico que tanta literatura rioplatense le dió durante décadas  al concepto
del trabajo. Supuestamente debe de ser por esto que se sienten plenos...
algunos ni sueñan con jubilarse.

Dentro de ese universo de personas saludables, curiosas y activas, la
mujer tiene un papel rutilante. Ella trae décadas de experiencia de
hacer su voluntad, cuando su madre sólo podía obedecer,  y de ocupar
lugares en la sociedad que su madre ni habría soñado con ocupar.

Esta mujer pudo sobrevivir a la borrachera de poder que le dió el
feminismo y en determinado momento de su juventud en el que los
cambios eran tantos, pudo detenerse a reflexionar qué quería en
realidad.

Algunas se fueron a vivir solas, otras estudiaron carreras que siempre
habían sido exclusivamente masculinas; otras eligieron tener hijos,
otras que fueron periodistas, atletas, o crearon su propio "YO S.A.".
Pero cada una hizo su voluntad...

Reconozcamos que no fué un asunto fácil y todavía lo van diseñando
cotidianamente.

Pero algunas cosas ya pueden darse por sabidas. Por ejemplo, que no
son personas detenidas en el tiempo; la gente de sesenta maneja la
compu como si lo hubiera hecho toda la vida.  Se escribe, y se ve, con
los hijos que están lejos y hasta se olvidan del viejo teléfono para
contactar con sus amigos y les escriben en e-mail sus ideas y
vivencias.

Por lo general están satisfechas de su estado civil y si no lo están,
no se conforman y procuran cambiarlo.  Raramente se deshacen en un
llanto sentimental.

A diferencia de los jóvenes; ellos conocen y ponderan todos los
riesgos.  Nadie se pone a llorar cuando pierde: sólo reflexiona y toma
nota, a lo sumo.

La gente grande comparte la devoción por la juventud y sus formas
superlativas, casi insolentes de belleza, pero no se sienten en
retirada.  Compiten de otra forma, cultivan su propio estilo... Ellos
no envidian la apariencia de jóvenes astros del deporte, o de los que
lucen un traje Armani, ni ellas sueñan con tener la figura tuneada de
una vedette.  En lugar de eso, saben de la importancia de una mirada
cómplice, de una frase inteligente, o de una sonrisa iluminada por la
experiencia.

Hoy la gente de 60, como es su costumbre, está estrenando una edad
que todavía NO TIENE NOMBRE, antes los de esa edad eran viejos y
hoy ya no lo son, hoy están plenos física e intelectualmente, recuerdan la
juventud, pero sin nostalgias, porque la juventud también está llena
de caídas y nostalgias y ellos lo saben.

La gente de 60 de hoy, celebra el sol cada mañana  y sonríe para sí
misma muy a menudo... Quizás, por alguna razón secreta que sólo
saben y sabrán los de sesenta en el siglo XXI.

ANÓNIMO

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