Hoy no me cambio por nadie


Este domingo en que E me ha escrito haciéndome sonreír espontánea a la pantalla, que me trae el eco de un aguinaldo de barrio donde sobresale una voz embriagada, me ha permitido disfrutar de una de las películas más hermosas que he visto en mi vida, y me ha acomodado definitivamente en trono la admiración que sentía hacia Emilio Aragón. Me refiero a Pájaros de Papel, actuada por Imanol Arias, Carmen Machi, Lluís Homar, Roger Príncep (el niño), Fernando Cayo, Diego Martín, Oriol Vila, Cristina Marcos, José Ángel Egido, Emilio Aragón 'Miliki'.

Desde el comienzo, la banda sonora, que es del propio director, quien es músico, es desde ya una de mis músicas favoritas, por lo que haré cuanto esté a mi alcance para conseguirla completa. Es sencillamente maravillosa.

Pájaros de papel, (no pajaritos), en una asociación con la amada cocotología de Unamuno, la papiroflexia para el resto del mundo hispano, en la que las papirolas mueven sus alas pero no son libres. Son tan frágiles como las vidas que representan y tan tiernas como las sonrisas agradecidas. Tan inútiles en las manos de una mente que ya partió, como hermosas para quién encuentra a alguien que la pasó peor que él ante la misma tragedia. Sujetas las alas dos veces por el lastre del dolor en el alma y por la falta de un régimen democrático.

Un film que te conmueve hasta las lágrimas y que también hace reír, pero no mucho; que sólo al final empiezas a averiguar quién lo hizo, por qué, sus motivaciones... (sí, soy de las que le piden a la cajita "sorpréndeme", aunque la he visto on-line pues aún no salió el DVD).¿Hay algo más opuesto que la guerra y la risa? De esta contradicción se trata. De cómicos profesionales que atraviesan la guerra civil española e intentan sobrevivir a toda costa nadando entre los poderositos de turno (militares de varios rangos y militantes). Llama la atención que no se toma partido abiertamente hacia lo que en este caso sería el sector revolucionario, pues muestra una novedosa combinación (para mí que soy lega) entre los militares y aparentes republicanos) en contra del caudillo lo que nos lleva a preguntarnos ¿de qué conspiradores se trata?  Pero esas son otras quinientas. La cuestión es cómo seguir viviendo cuando te arrancan a tus seres queridos. Cómo seguir respirando cuando sabes que ya nunca más verás a las personas que amas y cómo seguir viviendo sin destrozar a todos los que te tocan en convivencia en ese estado autodestructivo en que te empoza la catátrofe. Y en términos distintos, cómo seguir viviendo con la autarquía de Franco que mantuvo a España pasando penurias sin aceptar los créditos de los mercados internacionales.

El humor español, por supuesto, en primer plano, aunque en ningún momento deja de fluir la coherencia del film respecto a qué sucedería con el pequeño y es evidente que hay mucho conocimiento de causa de parte del director porque él mismo fue un niño que creció entre cómicos, espectáculos y actuaciones y por tanto ¡sabe de lo que está hablando! Y sabe tanto que me ha arrancado las sonrisas y las lágrimas como hace tiempo no lo hacía una historia tan redonda como esta. Abarcadora de vidas completas, de trozos de historia y poniendo, como debe ser, al ser humano por encima de la enorme insignificancia que es la lucha por el poder.

Salir del túnel parece posible, pero no. Cuando parece encontrar una nueva motivación para luchar y volver a la vida motivada, el destino ejerce su poder y yo no sé por qué me vi recitando a Vallejo con sus Heraldos Negros: "Hay golpes en la vida tan fuertes ... ¡yo no sé!/ golpes como del odio de Dios"...

Al final, la aparición de este caballero de edad, que impecablemente recibe un homenaje a la vez que homenajea a su público, me parece tan entrañable que no vale decir nada, mejor verlo y sentirlo. Grandioso Emilio Aragón 'Miliki'. Magnífico.

Emilio Aragón Álvarez, tú eres mi héroe en este domingo en que me resguardo en franca recuperación de tanta frivolidad, quejas y tonterías. Gracias por renovarme con tu ópera prima.

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