Consejo de Ancianos/as
Guabancex Viento y Agua
El 9 de agosto de cada año celebramos el Día Internacional de los Pueblos Originarios. En diciembre de 1994 la Asamblea General de las Naciones Unidas declaró este día, en su resolución 49/214. Con este impulso los pueblos del mundo promueven en los cinco continentes sus derechos y demandas fundamentales, tales como la recuperación de la tierra, la protección y conservación del medio ambiente, la soberanía alimentaria y los derechos humanos.
En el continente americano, al que hoy llamamos Abya Yala, habitan aproximadamente 50 millones de pobladores originarios, con centenares de lenguas, culturas y sistemas de creencias diversos. La celebración, en lugar de plantearse el perdón o el olvido, promueve el diálogo, a fin de lograr una reconciliación basada en el respeto al derecho a la vida y a la diversidad.
Los Pueblos Originarios enfrentan la cosmovisión del hombre y la mujer occidental, que se basa en el antropocentrismo, el sexismo, el racismo, la irracionalidad en el manejo ecológico y la explotación de la fuerza de trabajo.
El modelo de desarrollo que promueven los grandes capitales es la mercantilización de todos los recursos: agua, bosque, aire, bienes culturales, animales, plantas, entre otros. Este sistema de pillaje globalizado es conocido como neoliberalismo, el cual impone un proceso de acumulación de capital que despoja a los pueblos de sus riquezas, de su dignidad, de su espiritualidad y de sus culturas.
Los Pueblos Originarios no se proponen castigar al hombre y a la mujer europeos de hoy, por el genocidio y etnocidio que implicó la conquista y colonización del continente. Buscamos, en cambio, la eliminación de todas las formas de discriminación, dar valor a nuestros saberes, eliminar la colonialidad en los marcos jurídicos, culturales, económicos, y promover relaciones más horizontales e igualitarias entre los seres humanos.
El nuevo escenario que proponen los Pueblos Originarios es "Vivir Bien", más que vivir mejor. Anuncian el surgimiento de una nueva forma de relacionamiento humano, en el que la otredad se disuelve en el yo, a través de instituciones solidarias como el guaitiao de nuestros ancestros taínos, el intercambio recíproco de identidades y esencias. Proponemos la hermandad, la paz, la libertad y la justicia, en oposición al individualismo, al consumismo, a la mercantilización y a la competitividad.
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