El arte de ser uno mismo


"El arte puede VENCER a la naturaleza,
si el artista sabe exprimirse
por todas partes". Dizque Miguel Ángel lo dijo


Dijo una vez mi ex-cuñado el alemán, que yo tenía una mente muy oriental. Yo soñaba con una familia en orden, con una casa en orden, con una calle en orden, con un barrio en orden, con un país en orden...

Si es verdad que los asiáticos ven todo en blanco y negro, descuidan los matices. Sin embargo, la capacidad de comprender, de ponerme en los zapatos del otro, me desmiente. Desde que tengo uso de razón huyo del maniqueísmo, Pero he aquí que está tan presente, tan cercano, tan circundante... que asfixia.

Si no pertenezco a tu religión, soy impía. Si entro a Facebook y a Sonico, estoy mal de la cabeza, si no me dejo manipular por tus encantos, soy una hdp...

Hubo un hecho, hace ya muchos años, en que fui alabada por descubrir los trapos sucios de alguien. No fue intencional. Yo tenía cinco años. Pero esa persona me odió para siempre (bueno, no la he vuelto a ver, seguro dejó de odiarme o tal vez murió y se llevó todo al inframundo). Creo que desde entonces ando buscando la justicia con la particularidad de que veo mi propio lado oscuro.
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Esa puede ser la razón por la que me gustó tanto el personaje de Ángel el Ángel de Carnaval de Sodoma, de Pedro Antonio Valdez. Una conciencia de carne y hueso. Una conciencia que habla delante de los demás. Una conciencia que no te deja en paz hasta que le entras a trompadas o hasta que te hace aceptar, con dolor y con rabia, que eres una mierda.

Pero Ángel el Ángel es un personaje ficticio y yo me muevo entre la realidad y el sueño. No quiero ser falsa. Quiero ser genuina... Pero he aquí que la vida me pone a cada rato frente a mis propios errores y me desdoblo. Digo mis propios errores porque el otro es mi espejo. Al asumir mi papel de juez y soñar ser justa, asumo también el riesgo de ser objeto de la ira ajena. No hay nada más violento que la verdad en boca ajena. Nada más doloroso. No nos gusta para nada que nos digan que tenemos halitosis, ni que andamos rencos, que se nos sale el refajo, que nos manchamos con la salsa de spaguettis; que pedimos compasión cuando no la merecemos...

Recuerdo a aquella niña que cuando la madre le llamaba la atención, siempre decía: "Es verdad, mamá, ¿cómo he podido hacer éso? Soy muy mala"... Al asumir la culpa, dejaba a la madre perpleja y se iba tan feliz como si no hubiese pasado nada. Era un ser sin el malsano sentido de culpa. Su edad la hacía pura.

Mi meta es aceptar mis fallos sin autodestruirme. Confiando siempre en el mejorarmiento. En la fuerza de la oportunidad. En la calidad de mis emociones y sentimientos. En la alborada de un nuevo intento...

Sin embargo, hay otros que tienen la conciencia distorsionada. Crecen así. Como el asesino de El Perfume no se ven a sí mismos como lo que son ¡y persisten! Estos son los psicópatas. Incapaces de sentir el dolor ajeno. Capaces de traicionar la amistad. Capaces de justificar manipulando a los demás unas conductas impresentables a todas luces... Capaces de venderle a su propia madre el sustento...

Debe ser muy difícil para un hombre de bien estar en el poder. Bregar con las miserias humanas y tratar de ser justo. Aprender a diferenciar la paja del trigo... ¡y separarlos!

¿Hay algo más aleccionador que la historia del Rey Salomón y las dos madres? Zanjar las diferencias con un terrible corte del filoso sable... De sólo imaginarlo se te eriza la piel... pero a la que no es madre no le pasa lo mismo. Al que no es auténtico, no le pasa lo mismo.

Tener la honestidad de aceptar nuestras incapacidades, algún día será premiado. Espero por ello.

Comentarios

  1. Hola... gracias por ingresar al blog. No te puedo publicar directamente porque estamos en pleno concurso. Sin embargo, acoto tu generosa participación. Te envío un beso y espero leerte con calma.

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  2. Carla Vergaraagosto 03, 2010

    Hola, mi nombre es Carla y soy de Perú, del blog de Pepe. Tuve curiosidad por lo que comentaste y decidí visitarte. Solo te podría decir una cosa, no te aflijas por cosas que no valen la pena. La justicia no existe para todos, quizá sea una palabra que no debería existir. Todos cometemos errores y muchos lo cometen usando y jugando con nuestra sinceridad. Todos somos imperfectos, todos pasamos por situaciones límites, emociones fuertes, difíciles de resolver. Sabes, yo tengo 33 años, una hija y hace 2 años me quedé sin pareja. Desde entonces priorizo mis cosas, me muevo con prolijidad (siempre con mi hija como esa fuerza que me mueve). Han pasado muchos meses y ahora estoy empezando a sentir que mi autoestima está en su lugar y que mi vida empieza a tener nuevamente un sentido. Aprendí a entender mis falencias para poder comprender la de los demás. Trato de no mirar atrás, de no volver, de no hacerme un mundo por cosas que no valen la pena. No me he refugiado ni en la iglesia ni en los psicólogos por que no creo necesitarlos. Es una cuestión de dominar al dolor y volver a empezar cada día. Muchos cariños y espero que pronto vuelvas a escribir un post (lo haces maravillosamente) y que puedas decir que tu visión de la vida y de los demás es otra.
    Carla

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  3. Gracias Carla. No pretendía dar una visión trágica. Me considero una mujer feliz según las reglas del budismo (aunque no soy budista). He aprendido a desprenderme de las cosas y creo en la trascendencia de los hechos, en la esencia de las cosas... Saludo tu valentía y bendigo este medio que me acerca al alma de las personas. Mi abrazo.

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