Cuando vivía en Alcalá, compramos una enciclopedia de Miguel Delibes. Empezaron a llegar libros de cuatro en cuatro o de cinco en cinco... ¡venga a llegar libros! Llenamos un estante enorme; íbamos por cuarenta, no lo recuerdo... ¿y cuál fue mi reacción de subdesarrollada? "¡Oye, ningún autor puede escribir tanto! Esto es un fraude!" Y sin decirle nada a mi compañero, ¡cancelé aquel pedido inagotable! Qué bárbara, yo! ¡Sólo me faltaban unos treinta títulos. Disfruté de 5 horas con Mario, de La mortaja, de El príncipe destronado, de Los santos inocentes, Señora de rojo sobre fondo gris... todas inolvidables... y la verdad es que me dio y me da muchísima rabia, ver que no iba a tener vida suficiente para disfrutar a semejante monstruo literario, de ahí mi mezquindad mental: ¡ningún autor debería escribir tanto!. Pero, ¿quién me dijo a mí que yo tenía que ser especialista en Delibes? Lo tengo que afrontar: nuestra superficialidad no es más que un subterfugio porque sé que no hay forma de aprenderlo todo, de incorporarlo todo... Los libros están ahí. Que otros los disfruten. Ahora él escribirá sobre el éter y como de todos los inmortales, recuperaremos su esencia en el vuelo de las mariposas, en el aroma de los cipreses, en el sonido de la naturaleza ¡por siempre!
Obras
§ La tierra herida: ¿qué mundo heredarán nuestros hijos? (2005). Escrito conjuntamente con su hijo Miguel Delibes de Castro.
12 Marzo 2010, 07:50 AM
El escritor español Miguel Delibes fallece a los 89 años
El Rey llamó anoche a su domicilio para interesarse por su estadoVALLADADOLID, España.- El escritor y académico español Miguel Delibes, Premio Cervantes 1999, ha fallecido a las siete de esta mañana (05:00 GMT) en su casa de Valladolid, rodeado de sus seres queridos, han informado a Efe fuentes familiares.
El estado de Delibes, de 89 años, se había agravado en las últimas horas, por lo que sus hijos habían cancelado todas sus actividades para estar cerca de él, que se encontraba inconsciente.
El Rey de España llamó anoche a su domicilio para interesarse por su estado.
Miguel Delibes es autor de alrededor de 70 títulos, entre ellos "La sombre del ciprés el alargada", "El camino", "Cinco horas con Mario" o "Los santos inocentes" o "El hereje", su última novela.
El escritor, que fue durante largos años director del diario "El Norte de Castilla", de Valladolid, y que era académico de la Lengua desde 1973, había sido operado de cáncer de colon en 1989.
Delibes ha sido uno de los autores españoles más adaptados al cine y al teatro, así como uno de los primeros en alertar de las graves consecuencias de la agresión humana a la naturaleza.
El estado de Delibes, de 89 años, se había agravado en las últimas horas, por lo que sus hijos habían cancelado todas sus actividades para estar cerca de él, que se encontraba inconsciente.
El Rey de España llamó anoche a su domicilio para interesarse por su estado.
Miguel Delibes es autor de alrededor de 70 títulos, entre ellos "La sombre del ciprés el alargada", "El camino", "Cinco horas con Mario" o "Los santos inocentes" o "El hereje", su última novela.
El escritor, que fue durante largos años director del diario "El Norte de Castilla", de Valladolid, y que era académico de la Lengua desde 1973, había sido operado de cáncer de colon en 1989.
Delibes ha sido uno de los autores españoles más adaptados al cine y al teatro, así como uno de los primeros en alertar de las graves consecuencias de la agresión humana a la naturaleza.
El protavoz de Castilla
Ha muerto el portavoz de Castilla. Quizás la ciencia consiga algún día que las buenas cosechas no dependan de la suerte ni del pedrisco. Quién sabe si los precios agrarios y la contaminación de los ríos ya no se someterán nunca a debate en las cantinas.
Pero cuando todo resulte tan distinto, la imagen universal de Castilla seguirá arraigada en Miguel Delibes; y se comprenderá que el presente -cualquiera que sea el presente en ese momento- continuará hundiendo su raíz en el monte donde Lorenzo bajaba unas perdices, en la sabiduría natural del señor Cayo y en la tenacidad díscola del difunto Mario, porque nada habrá descrito mejor esa tierra que el lenguaje preciso y seco de estos personajes.
La literatura de Miguel Delibes sirvió siempre para narrar la triste suerte de los castellanos, que el régimen de Franco no le permitía contar en "El Norte de Castilla". El periódico vallisoletano había recuperado poco a poco bajo la dirección de Delibes (1958-1963) la línea liberal, agraria y castellanista que la dictadura arrebató a la publicación tras la guerra civil.
Delibes ideó los suplementos "Las cosas del campo" y "Ancha es Castilla", y acometió campañas informativas en favor de los intereses castellanos: "Creación y mejora de escuelas", "En defensa del arte castellano", "En defensa de la Universidad de Valladolid"...; y una insistencia de diez años en favor del Plan de Tierra de Campos, y la necesidad de dignificar la vida de los municipios castellanos, y de elevar el precio del trigo, y de elaborar un plan social para los pueblos.
José Francisco Sánchez cuenta con detalle y con documentos en el libro "Miguel Delibes, periodista" (Destino, 1989) éstas y otras valentías, así como los enfrentamientos que el entonces director de "El Norte" sostuvo con los sucesivos ministros de Información, entre ellos Manuel Fraga. Y no hay que olvidar que en aquel tiempo los directores de periódico dependían de la Dirección General de Prensa, ni que la censura vigilaba cada rincón de una página.
Delibes no pudo mantener por más tiempo su pulso con el Gobierno, y se refugió de lleno en la literatura. Los censores acabaron, pues, escribiendo derecho con renglones torcidos, porque el novelista que ya había ganado el premio Nadal (1948) se adentró aún más en los problemas y en las gentes, y halló un lenguaje y un sentido que se hizo universal, y vadeó así las tijeras represoras para dar a luz "Las ratas" o "Viejas historias de Castilla la Vieja"... Y al final su talento y sus novelas alcanzaron un efecto todavía mayor que sus censurados criterios periodísticos.
Con la obra de Delibes, Castilla ha tomado conciencia de su pobreza material y de su riqueza etérea. De aquel lado, la austeridad irremediable; de este otro, el vigor de las raíces que alimentan al ser humano. De una parte, la gente desamparada; y gracias a eso, el pueblo que se basta a sí mismo. La pobreza sin industria; pero la naturaleza persistente.
Miguel Delibes, portavoz periodístico y literario de Castilla, deja vivos todos los lenguajes del pueblo, el recuerdo de las servillas que visten los pies silenciosos por el pasillo, la imagen de los dujos donde duermen las abejas, el olor de la retama escarchada que disfruta el canelo antes de salir de caza con su amo. Cientos de palabras castellanas que ya iban a desaparecer le sobreviven en sus libros y seguirán dormidas en ellos durante siglos esperando sin prisa hasta que los ojos de un lector las desperecen.
Ha muerto el portavoz de Castilla. Quizás la ciencia consiga algún día que las buenas cosechas no dependan de la suerte ni del pedrisco. Quién sabe si los precios agrarios y la contaminación de los ríos ya no se someterán nunca a debate en las cantinas.
Pero cuando todo resulte tan distinto, la imagen universal de Castilla seguirá arraigada en Miguel Delibes; y se comprenderá que el presente -cualquiera que sea el presente en ese momento- continuará hundiendo su raíz en el monte donde Lorenzo bajaba unas perdices, en la sabiduría natural del señor Cayo y en la tenacidad díscola del difunto Mario, porque nada habrá descrito mejor esa tierra que el lenguaje preciso y seco de estos personajes.
La literatura de Miguel Delibes sirvió siempre para narrar la triste suerte de los castellanos, que el régimen de Franco no le permitía contar en "El Norte de Castilla". El periódico vallisoletano había recuperado poco a poco bajo la dirección de Delibes (1958-1963) la línea liberal, agraria y castellanista que la dictadura arrebató a la publicación tras la guerra civil.
Delibes ideó los suplementos "Las cosas del campo" y "Ancha es Castilla", y acometió campañas informativas en favor de los intereses castellanos: "Creación y mejora de escuelas", "En defensa del arte castellano", "En defensa de la Universidad de Valladolid"...; y una insistencia de diez años en favor del Plan de Tierra de Campos, y la necesidad de dignificar la vida de los municipios castellanos, y de elevar el precio del trigo, y de elaborar un plan social para los pueblos.
José Francisco Sánchez cuenta con detalle y con documentos en el libro "Miguel Delibes, periodista" (Destino, 1989) éstas y otras valentías, así como los enfrentamientos que el entonces director de "El Norte" sostuvo con los sucesivos ministros de Información, entre ellos Manuel Fraga. Y no hay que olvidar que en aquel tiempo los directores de periódico dependían de la Dirección General de Prensa, ni que la censura vigilaba cada rincón de una página.
Delibes no pudo mantener por más tiempo su pulso con el Gobierno, y se refugió de lleno en la literatura. Los censores acabaron, pues, escribiendo derecho con renglones torcidos, porque el novelista que ya había ganado el premio Nadal (1948) se adentró aún más en los problemas y en las gentes, y halló un lenguaje y un sentido que se hizo universal, y vadeó así las tijeras represoras para dar a luz "Las ratas" o "Viejas historias de Castilla la Vieja"... Y al final su talento y sus novelas alcanzaron un efecto todavía mayor que sus censurados criterios periodísticos.
Con la obra de Delibes, Castilla ha tomado conciencia de su pobreza material y de su riqueza etérea. De aquel lado, la austeridad irremediable; de este otro, el vigor de las raíces que alimentan al ser humano. De una parte, la gente desamparada; y gracias a eso, el pueblo que se basta a sí mismo. La pobreza sin industria; pero la naturaleza persistente.
Miguel Delibes, portavoz periodístico y literario de Castilla, deja vivos todos los lenguajes del pueblo, el recuerdo de las servillas que visten los pies silenciosos por el pasillo, la imagen de los dujos donde duermen las abejas, el olor de la retama escarchada que disfruta el canelo antes de salir de caza con su amo. Cientos de palabras castellanas que ya iban a desaparecer le sobreviven en sus libros y seguirán dormidas en ellos durante siglos esperando sin prisa hasta que los ojos de un lector las desperecen.
De EFE en Diario Libre (creo)
Pero es que es imposible leerlo todo......nos volveriamos locos o necesitariamos cien vidas.
ResponderEliminarGracias por pasar por mi casa y como regalo de bienvenida un poema de Carloz Marzal en mi voz, pincha en pluscuamperfecto de futuro