He vivido por la belleza, por la belleza me lío, que no se una mi nombre a otra cosa que no sea la belleza


Nocturno de la alcoba - Poemas de Xavier Villaurrutia

 Nocturno de la alcoba
      
La muerte toma siempre la forma de la      alcoba
que nos contiene.

Es cóncava y oscura y tibia y silenciosa,              
se pliega en las cortinas en que anida la sombra,
es dura en el espejo y tensa y congelada,              
profunda en las almohadas y, en las sábanas,
      blanca.

Los dos sabemos que la muerte toma
la forma de la alcoba, y que en la alcoba              
es el espacio frío que levanta
entre los dos un muro, un cristal, un silencio.              

Entonces sólo yo sé que la muerte
es el hueco que dejas en el lecho              
cuando de pronto y sin razón alguna
te incorporas o te pones de pie.              

Y es el ruido de hojas calcinadas
que hacen tus pies desnudos al hundirse en la               
      alfombra.

Y es el sudor que moja nuestros muslos
que se abrazan y luchan y que, luego, se rinden.              

Y es la frase que dejas caer, interrumpida.
Y la pregunta mía que no oyes,              
que no comprendes o que no respondes.

Y el silencio que cae y te sepulta              
cuando velo tu sueño y lo interrogo.

Y solo, sólo yo sé que la muerte              
es tu palabra trunca, tus gemidos ajenos
y tus involuntarios movimientos oscuros              
cuando en el sueño luchas con el ángel del sueño.

La muerte es todo esto y más que nos circunda,              
y nos une y separa alternativamente,
que nos deja confusos, atónitos, suspensos,              
con una herida que no mana sangre.

Entonces, sólo entonces, los dos solos, sabemos              
que no el amor sino la oscura muerte
nos precipita a vernos cara a los ojos,              
y a unirnos y a estrecharnos, más que solos
      y náufragos,
todavía más, y cada vez más, todavía.

 “Quiero un estilo que tenga siempre mi edad, la edad que quiero tener siempre y que es, mejor que la de un joven, la de un adolescente. Pensará usted: ¡Pero un adolescente tiene todas las edades! Precisamente.”  Xaviel Villaurrutia. México.

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