ADJETIVO, negro de rabia, entró presuroso al diccionario. VERBO lo acompañó sin reticencia: Estaban dispuestos a todo. Los dos se fueron a conquistar más palabras para la gran obra, una obra subversiva, que estremecería los linderos de la violencia en la ciudad de PROSA. Llegaron donde POSESIVO, un primo de ADJETIVO; y prepotente como nunca, aceptó unirse al grupo: Se pasaron el día caminando y en la noche fueron a descansar en la casa de PUNTO, un tipo de pocas palabras, pero con ideas bien claras y determinantes. PUNTO les dio hospedaje, escuchó el conflicto y quedó reflexivo.
Los tres se fueron a dormir y ADMIRA, la flaca, con su cabeza de luna se sorprendió al verlos en la cama, quedo ENTRE PARENTESIS, suspendida. Ella los reconoció, se hizo muchas interrogantes y corrió a la casa de PREGUNTA. Se cuestionaron sobre qué planeaban esos tipos. Nada bueno podía salir de ellos. ADJETIVO era malo y tenía la mala compañía de VERBO, un reconocido delincuente que se las pasaba brincando patios y poniendo en zozobra a las palabras. De POSESIVO no había nada qué decir, con esa prepotencia que lo caracterizaba, con ese yoísmo ciego y ofensivo.
ADMIRA, tenía que hacer algo, no podía permitir que ese trío de pelafustanes llevara la intranquilidad y crearan un caos de palabras y signos. Tenía que dar la voz de alarma, no podía pasarse el tiempo con PREGUNTA porque era una muchacha llena de dudas e inseguridades. Por eso, fue corriendo donde SUSTANTIVO para convocar al Sujeto Consejo. En la reunión discutieron la posibilidad de resolver el problema. El primero que mostró poco interés por colaborar fue el joven ARTICULO, de plano se negó a iniciar el proceso. SUSTANTIVO quedó absorto en su meditación, desde tiempos ancestrales le tenía miedo a VERBO, este era su peor enemigo, lo consideraba hipócrita y poco hombre. VERBO se valía de PREDICADO para alzarse con todo el poder, para estremecer a PROSA. VERBO tenía sus mañas, se valía de TIEMPO para mostrarse transfigurado, para revestirse de poder y así implementar su estado hegemónico. ADMIRA, con voz como de militar convocó a una reunión del Consejo de Palabras para evitar una catástrofe. Esa noche no se pudo hacer nada… PUNTO no hizo acto de presencia, la sesión no pudo quedar clausurada y en PROSA está a punto de iniciar la guerra
(No sé si el autor lo dejó sin "punto" para tener la última palabra... LNG)
Virgilio López Azuán, reside en Azua de Compostela, R. Dominicana. Es poeta y narrador Ha obtenido más de 20 premios nacionales de literatura y ha publicado 10 libros de cuento y poesia. Opta por un Ph.D en educación por la Univ. de Murcia.
Los tres se fueron a dormir y ADMIRA, la flaca, con su cabeza de luna se sorprendió al verlos en la cama, quedo ENTRE PARENTESIS, suspendida. Ella los reconoció, se hizo muchas interrogantes y corrió a la casa de PREGUNTA. Se cuestionaron sobre qué planeaban esos tipos. Nada bueno podía salir de ellos. ADJETIVO era malo y tenía la mala compañía de VERBO, un reconocido delincuente que se las pasaba brincando patios y poniendo en zozobra a las palabras. De POSESIVO no había nada qué decir, con esa prepotencia que lo caracterizaba, con ese yoísmo ciego y ofensivo.
ADMIRA, tenía que hacer algo, no podía permitir que ese trío de pelafustanes llevara la intranquilidad y crearan un caos de palabras y signos. Tenía que dar la voz de alarma, no podía pasarse el tiempo con PREGUNTA porque era una muchacha llena de dudas e inseguridades. Por eso, fue corriendo donde SUSTANTIVO para convocar al Sujeto Consejo. En la reunión discutieron la posibilidad de resolver el problema. El primero que mostró poco interés por colaborar fue el joven ARTICULO, de plano se negó a iniciar el proceso. SUSTANTIVO quedó absorto en su meditación, desde tiempos ancestrales le tenía miedo a VERBO, este era su peor enemigo, lo consideraba hipócrita y poco hombre. VERBO se valía de PREDICADO para alzarse con todo el poder, para estremecer a PROSA. VERBO tenía sus mañas, se valía de TIEMPO para mostrarse transfigurado, para revestirse de poder y así implementar su estado hegemónico. ADMIRA, con voz como de militar convocó a una reunión del Consejo de Palabras para evitar una catástrofe. Esa noche no se pudo hacer nada… PUNTO no hizo acto de presencia, la sesión no pudo quedar clausurada y en PROSA está a punto de iniciar la guerra
(No sé si el autor lo dejó sin "punto" para tener la última palabra... LNG)
Virgilio López Azuán, reside en Azua de Compostela, R. Dominicana. Es poeta y narrador Ha obtenido más de 20 premios nacionales de literatura y ha publicado 10 libros de cuento y poesia. Opta por un Ph.D en educación por la Univ. de Murcia.
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