Manifiesto sobre otras consideraciones menores cuya autoría se desvanece en el jadeo del coro, que soy poeta.
Soy un iluminado y ante la soledad me porto como un hombre y tenso los pulmones para contener todo el vigor aéreo de las realidades sin substancia.
Sobrevuelo el mundo por dentro de las cosas.
Soy el amor cuando amo y soy el dolor cuando me duelo.
Mi inteligencia suena entre los rosados labios del sentimiento, razón por la que no me es dado lo arbitrario.
Mi rumbo es siempre divergente al de mis pasos. Y llego donde no iba. Y sólo cuando encuentro comprendo qué iba buscando.
Por eso
Manifiesto que por encima de la triste ley me asisten todos los derechos.
Tengo derecho a mis ojos y a entender lo que con ellos veo.
Tengo derecho al mundo y a su cielo que siembro de paracaídas cargados de palabras.
Tengo derecho al dolor de los hombres y de las mujeres y de los niños y a compartir con ellos la fosa que por mi jardín avanza.
De modo que
Manifiesto que ser poeta requiere ser digno.
Requiere ser limpio. Requiere ser casi nadie.
Para alcanzar la voz y devolverla al mundo
afilada en la piedra solitaria de la luz.
Gélida y pura.
Como la espada de un dios.
Soy un iluminado y ante la soledad me porto como un hombre y tenso los pulmones para contener todo el vigor aéreo de las realidades sin substancia.
Sobrevuelo el mundo por dentro de las cosas.
Soy el amor cuando amo y soy el dolor cuando me duelo.
Mi inteligencia suena entre los rosados labios del sentimiento, razón por la que no me es dado lo arbitrario.
Mi rumbo es siempre divergente al de mis pasos. Y llego donde no iba. Y sólo cuando encuentro comprendo qué iba buscando.
Por eso
Manifiesto que por encima de la triste ley me asisten todos los derechos.
Tengo derecho a mis ojos y a entender lo que con ellos veo.
Tengo derecho al mundo y a su cielo que siembro de paracaídas cargados de palabras.
Tengo derecho al dolor de los hombres y de las mujeres y de los niños y a compartir con ellos la fosa que por mi jardín avanza.
De modo que
Manifiesto que ser poeta requiere ser digno.
Requiere ser limpio. Requiere ser casi nadie.
Para alcanzar la voz y devolverla al mundo
afilada en la piedra solitaria de la luz.
Gélida y pura.
Como la espada de un dios.
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