Cuando hicimos un curso de teatro, el profesor Ángel Haché nos enseñó ese ejercicio de tirarnos a ojos cerrados en los brazos de nuestro compañero ( el que seguía en la ronda de los estudiantes); éste debía sostenernos para que no pegáramos contra el suelo. Para mí, que en mi primer diario me fue muy mal, pues mi hermana lo leyó y le dijo mis secretos a mi madre; que tuve que romper lazos muy fuertes emocionales para abrirme dada mi timidez y los prejuicios de guardar ciertos problemas bajo siete llaves, llevar un blog ha sido liberador. Tan liberador como confiar en Dios, en el Universo, en la capacidad de regeneración de las células y las emociones. Todo lo que se oculta es motivo de chismes. De alguna manera, mis secretos son inventados. Por eso apoyo las redes sociales (además de que han vencido a la pornografía infantil y otras malas costumbres cibernéticas). No tengo miedo ¿qué miedo voy a tener? Yo, como los obreros de Marx, lo único que puedo perder son mis cadenas opresivas. De manera que me declaro a favor de esta sana tendencia de la humanidad a expandirse, pues no es otra cosa que un paso de avance en las relaciones humanas.
Redes sociales: ¿ciudades de vidrio?
Para socializar ya no hay que salir de casa. BBC Mundo estudia cómo alteran las redes la forma en que nos relacionamos y construimos nuestra identidad.
Quizá usted también tenga uno de esos amigos -en el sentido tradicional del término- sumamente populares, en cuya casa siempre se reúnen decenas de personas, y cuyo cumpleaños es siempre la fiesta más grande. Allí se lo pasa muy bien, porque uno se encuentra con la gente querida y entabla nuevas amistades. Pues bien, en la web social la fiesta jamás acaba, no hay que pagar entrada y ¡usted está invitado!
Y sin embargo, este "cumpleaños eterno", en el que se divierten ya millones de personas, plantea muchas interrogantes sobre la naturaleza de las relaciones humanas, e incluso sobre cómo construimos nuestra propia identidad.
Popularizadas en los últimos años, las redes sociales permiten estar en contacto no sólo con los amigos, sino también con los amigos de los amigos, y los amigos de los amigos de los amigos, en forma individual o con todos a la vez, y sin necesidad de coincidir en el espacio y en el tiempo.
En Facebook o MySpace se puede conversar en tiempo real, escribir mensajes que los amigos leerán más tarde, mirar las fotos que estos tomaron en las vacaciones y seguir sus relaciones de pareja.
Como si fuera poco, uno puede expresar, desde el rincón propio, todo lo que a uno se le ocurra, anotando ideas, pegando recortes de noticias, subiendo fotos o grabando un video.
Han supuesto tales cambios que, según algunos estudiosos de internet, constituyen una fase nueva de la revolución electrónica.
Pero, ¿hasta qué punto es fidedigna la versión de nosotros mismos que usa Facebook o MySpace, si pasamos "puliendo" el propio perfil? ¿Qué tan amigos -en el sentido clásico de la palabra- somos de nuestros 200 "amigos de la lista"? ¿Suponen las redes un cambio en la forma en que participamos de la sociedad? ¿Dónde están los límites de lo que es "apropiado" mostrar?
En este especial intentaremos descubrir cómo nos afectan las redes sociales desde el punto de vista psicológico y qué cambios han traído consigo desde el punto de vista sociológico. No se trata de demonizar ni canonizar a las redes sociales en sí, sino analizar cómo las usamos y cuáles son los riesgos de no tomar las precauciones necesarias a la hora de revelar ciertos aspectos de nuestra vida.
¿Qué son las redes sociales?
Para entender mejor qué son las redes sociales, se lo preguntamos a José Luis Orihuela, un periodista argentino experto en comunicación y nuevas tecnologías.
"La red social, cuando funciona basada en Internet, es una amplificador y optimizador del funcionamiento y la utilidad de las redes sociales en el mundo físico", dice Orihuela.
"En el mundo físico todos estamos inmersos en distintas redes sociales, desde la familia, que es la primera red social, los vecinos, los amigos, los compañeros de colegio, de trabajo, de deporte... Solamente que nuestras relaciones en esas redes sociales están establecidas a partir de los vínculos de primer nivel", agrega este profesor de la Universidad de Navarra, España.
Existen redes de distintos tipos, de carácter personal, profesional, académico, etc. Probablemente la más conocida hoy por hoy sea Facebook, pero también MySpace, hi5 y Sónico son muy utilizadas por la comunidad hispanohablante. Bebo, Friendster y Orkut son otros ejemplos de redes de "amigos".
En cambio, LinkedIn es una red de tipo profesional, y Twitter constituye una categoría en sí misma, vinculando a los usuarios a través de breves mensajes que indican qué se está haciendo en ese instante. Existen muchas otras, como Tuenti o Windows Live Spaces, aunque varias se han popularizado en ciertas regiones del mundo y en otras no.
Cuando uno se hace miembro de la red ingresa los datos personales, así como también detalles del tipo "películas preferidas" o "libros favoritos", además de fotografías y videos. Enseguida la red comienza a "sugerir" contactos, que son generalmente personas a las que uno ha escrito correos electrónicos.
Contacto a contacto, "amigo" a "amigo", se va creando una lista de personas a quienes daremos más o menos acceso a la propia página, dependiendo del grado de confianza que exista.
Una vez que nuestra "lista de amigos" está hecha, entonces podemos empezar a vivir la vida social online.
Amor u odio
Frente a este tipo de innovaciones "siempre hay visiones polarizadas. Están los que están adentro, que en general las endiosan, y están los que están afuera, que las detestan, porque son marginados, porque no participan. Es como cuando no te invitan a una fiesta; más bien que no te gusta", dijo a BBC Mundo Alejandro Piscitelli, filósofo y sociólogo de la Universidad de Buenos Aires, y usuario entusiasta de Facebook.
"No es una fiesta en el sentido del entretenimiento, sino que es una fiesta que tiene que ver con los negocios, con la supervivencia, con hacer plata y con figuración social. Así como en una época te decían 'si no estás en la televisión, no existís', ahora si no sos un protagonista importante dentro de la red social no existís", agregó Piscitelli.
Y su balance es pragmático: "Si las redes han tenido esta difusión exponencial, virósica, es porque prometen y cumplen".
Es que más allá de que a uno le convenza o no la idea de participar en una red social virtual, existe cierta presión social a favor de este tipo de interacción. ¿Será un paso inevitable en la evolución de la humanidad?
"Tradicionalmente, cuando se ha incorporado una nueva tecnología emerge un discurso crítico acerca de sus potenciales peligros. El discurso apocalíptico está asociado a la innovación tecnológica desde la aparición de la imprenta. Yo creo que el principal peligro es el miedo, y la demonización de la tecnología", dice Orihuela.
"Como toda herramienta, dependerá del uso que se le dé", remata el profesor, autor del blog eCuaderno.
Comentarios
Publicar un comentario