Como cada año, a mi sobrina Gabriela le asignan trabajos para que asista a la Feria del Libro. Siempre me invita y siempre me apunto. Este año, he visto todo más organizado, las casetas más profesionales, las atracciones más vistosas si se puede. Los organismos del Estado son los principales exponentes y han elevado la categoría de participación para la empresa privada. Podremos decir que es un mercado, pero el que esté libre de culpa que lance la primera piedra. En mis tiempos, nos quejábamos del bullicio de Isha y unos payasos escandalosos que chillaban todo el tiempo. Hoy vi a José Rafael Sosa, absolutamente profesional y en puro dominio de su arte (el origami) dando un taller conciso, preciso y divertido. Por supuesto que le compramos libros y nos los hicimos firmar por él (Gabriela y Analie). Lo felicito a pleno corazón porque se entrega en todo lo que hace.
Me encontré con Mary Collins y su esposo Agus: estamos unidos por este cordón umbilical, aquí y en España.
Hallamos libros a 50 pesos. Y no eran sudocos ni pasatiempos.
Un intelectual me ignoró olimpicamente, pero otro me abrazó con tanto cariño que Gabriela me preguntó si había sido mi novio! Doy fe de que hay amores puros y auténticos aunque los implicados no se anden baboseando.
Finalmente, el Sr. Secretario de Cultura, el Lic. José Rafael Lantigua, junto a su esposa Miguelina, recorría las calles con tanta naturalidad (lejos del saco y la corbata) que me hicieron recordar el refrán: al árbol que da frutos es al que le tiran piedras.
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