Me lo dijeron hace tiempo. ESTADO, FAMILIA Y SOCIEDAD JUNTOS, de lo contrario, vamos en distintas direcciones: a ninguna parte


Opinión
Familia y escuela
Si queremos el involucramiento de los padres y madres tenemos que priorizar la puesta en marcha tanto de este modelo como del Programa de modernización de los Distritos Educativos
Por Radhamés Mejía / El Caribe
Martes 13 de enero del 2009
(GRACIAS, MARÍA BISONÓ)

El reinicio de las actividades escolares en enero ha puesto sobre el tapete la responsabilidad de los padres en la educación de sus hijos. El llamado hecho por el secretario de Educación debe ser respaldado por todos. Pero también es necesario plantearse algunos puntos estratégicos fundamentales.

¿Por qué se ha hecho una tradición que luego de los días feriados el reinicio de las clases ocurre con dos o tres días después de la fecha oficial establecida?

¿Cómo se expresan en las escuelas públicas las relaciones de los maestros y los padres de familia? ¿Qué participación y responsabilidad se les da a estos padres y madres en la determinación de las actividades escolares?

Lo ocurrido es fruto de una cultura de incumplimiento de las obligaciones que toda la comunidad educativa tiene con nuestros niños y niñas y del distanciamiento que existe entre escuela y familia. Transformar la escuela dominicana implicará cambiar radicalmente esta cultura que se ha enraizado en su vida cotidiana.

Este cambio, para que sea efectivo tiene que ir mucho más allá de cambiar simples reglamentos, o hacer exhortaciones cuyo efecto se desvanece tan pronto la noticia desaparece de los medios de comunicación.

La ocasión es propicia para desde la SEE, así como desde los diferentes ámbitos interesados en el tema de la mejora educativa, se impulse la implementación del Modelo de Gestión de la Calidad para los Centros Educativos así como al Programa de Modernización de los Distritos Escolares.

Ambos programas se basan en un concepto moderno de la gestión escolar que procura empoderar a las escuelas y a los Distritos Educativos de su quehacer, y hacerlo con una amplia y democrática participación de todos los actores sociales directamente vinculados al mismo: maestros, directores de escuelas, padres, madres y grupos sociales interesados en la educación.

La literatura especializada en la reforma educativa de los últimos años documenta ampliamente la importancia del involucramiento de la familia en la actividad escolar.

Lograr este involucramiento no es tarea fácil ni se consigue sólo con exhortaciones. Numerosos estudios muestran que trabajar con la familia constituye, en muchos casos, una fuente de estrés para profesores y administradores; que los programas de formación de maestros son, en muchos casos, inadecuados en esta área y que, en muchos casos, los padres y maestros viven en mundos paralelos.

Por todas estas razones el tema de la relación familia-escuela debe plantearse con profundidad. Buscar respuestas institucionales capaces de propiciar el clima de confianza, entendimiento y colaboración entre estos dos subconjuntos de actores corresponsables de la formación de nuestros niños y niñas constituye uno de los principales retos que tiene el desarrollo del Modelo de Gestión de la Calidad de los Centros Educativos propuesto por la Secretaría de Educación.

Si queremos el involucramiento de los padres y madres tenemos que priorizar la puesta en marcha tanto de este modelo como del Programa de Modernización de los Distritos Educativos.

Cambiar la realidad implica actuar estratégicamente.

El simple conjuro de los males no hace que éstos desaparezcan. Los males hay que atacarlos con acciones eficaces enmarcadas en estrategias adecuadas.
Radhamés Mejía es educador