Su voz y sus canciones eran serenas y suaves, como dicen que fue el pasado domingo su muerte, rodeado de los suyos, a los 58 años de edad, a consecuencia de un cáncer de estómago. Su voz y sus canciones sabían agridulces, con un toque de melancolía que las hacía cálidas, cercanas, tremendamente humanas.
Juan Bautista Humet no fue cantante ni hombre de estridencias. Su carrera artística duró lo justo y lo necesario para dejar entre nosotros un puñado de melodías inolvidables («Clara», «Que no soy yo») entre 1973, año en el que grabó su primer disco en castellano, «Diálogos», y 1986, temporada en la que se retiró de los escenarios, retirada que no se rompió hasta 2004, cuando reapareció con un título que mostraba su habitual ternura y su sensible humor: «Sólo bajé a comprar tabaco».
Humet, nacido en Navarrés, Valencia, pronto se trasladó a vivir a Tarrasa, donde residía su familia, dedicada al sector textil. Dejó los estudios de arquitectura por la música, y con apenas dieciocho años debutaba sobre las tablas como telonero de Serrat. Por si le quedaba alguna duda respecto a su vocación, esta actuación le dejó bien claro que su futuro bien podía dibujarse en el contexto de la nova canço, la del propio Serrat, Lluís Llach, Marina Rossell, María del Mar Bonet.
Fue un artista que prefirió batallar y transitar por los caminos de lo cotidiano, del amor, de los usos y costumbres de una sociedad en plena vorágine de cambios
Una carrera medida al milímetroCon sólo veinte años, llegaba su debut discográfico con el álbum «Fulls» cantado en catalán. Tres años después, editaba el citado «Diálogos», cuya canción «Que no soy yo» fue una de las más populares de aquellos meses inmeditamente anteriores a la Transición. Humet no fue nunca el típico cantautor político, al contrario que la mayoría de los compañeros de canço. Él fue un artista que prefirió batallar y transitar por los caminos de lo cotidiano (también con su contenido social, por supuesto), del amor, de los usos y costumbres de una sociedad en plena vorágine de cambios.
En 1977 publicó «Aires de cemento», que contenía otro de sus clásicos, «Terciopelo». Tras un corto regreso al catalán con «Fins que el silenci ve», en 1981, Juan Bayutista Humet grabó «Hay que vivir», el álbum que contenía la que fue su canción más popular, «Clara»: "Clara no dijo nada y un día desapareció. Recorriendo aceras dicen que la vieron ajustando el paso a los demás, intentando cualquier cosa por dinero para hincarse fuego una vez más".
Juan Bautista Humet no fue cantante ni hombre de estridencias. Su carrera artística duró lo justo y lo necesario para dejar entre nosotros un puñado de melodías inolvidables
Su siguiente disco fue «Amor de aficionado», al que siguió «Sólo soy un ser humano», de 1984. Dos años después, se alejó de toda actividad artística para montar su propia empresa, un silencio que como ya ha quedado dicho, sólo se rompió en 2004, con el citado «Sólo bajé a comprar tabaco».
Positivo y sereno hasta el último momentoSegún un comunicado del promotor cultural Lluis Marrasé , el artista motstró hasta el úlitmo momento, un estado de ánimo "positivo y sereno", que le llevó a expresar "hasta el final su satisfacción, ante la adversa situación, al tener tiempo de despedirse de sus familiares y amigos cercanos, según informa Europa Press.
Según Marrasé, en todo momento se sintió reconocido y agradecido por la "impresionante" respuesta de sus compañeros de profesión y amigos, junto al "alud de afecto" de todos sus seguidores, que le han mostrado su solidaridad.
Precisamente, un nutrido grupo de compañeros de escenario y de canciones ya han decidido celebrar un homenaje a Juan Bautista Humet que tendrá lugar el 16 de diciembre en el Teatre Nacional de Catalunya (TNC), en un concierto cuya recaudación íntegra se destinará a la familia del cantante. Por el escenario pasarán Núria Feliu l, Maria del Mar Bonet, Marina Rosell, Joan Manuel Serrat, Lluís Llach, Víctor Manuel, Ana Belén, Moncho, Jaume Sisa, Quico Pi de la Serra, Guillermina Mota y Joan Isaac.