V
-¿Qué es lo más importante en el amor para ti,
Ángel?
-Para mí, la libertad. ¿Y para ti, Bruja?
-Para mí, la sabiduría.
-¿Entonces por qué te rizas el pelo y te hechas
tantos polvos en la cara?
-¿Y por qué no vuelas tú con más frecuencia?
-Porque los rizos y los polvos te quedan bien.
-No en otra cosa gasto yo mi sabiduría.
IX
-Imagínate que una cuerda pende desde el cielo
frente a ti, Bruja. ¿Qué harías?
-Una cuerda no puede caer desde el cielo.
-Imagina que puede ser.
-¿Tiene un lazo en el extremo?
-¿Por qué una bruja tiene que pensar siempre
que las cuerdas tienen un lazo en el extremo?
-De lo contrario no sería una bruja.
-No, no tiene un lazo –contesto impaciente el Ángel.
-En ese caso, esperaría junto a ella.
-¿No correrías?
-No. Creo que no.
-¿Y para qué esperar?
-Porque una soga extendida desde el cielo
solo puede significar dos cosas:
un cabo en la distancia o un SOS.
-¿Qué harías?
-Aguardar.
-¿La ayuda que te brindan?
-No Ángel, no necesito ayuda.
-¿Esperar por quién te necesita? ¿Eres tan solidaria, Bruja?
-Me importa un bledo que alguien necesite ayuda.
-Entonces, ¿a qué esperar?
-Ángel querido, sólo una vez penderá una cuerda
desde el cielo frente a mi.
Si sigo de largo, pasaré el resto de mi vida
esperando que vuelva a suceder.
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