Como estoy malita, mi hermana Leslie (Sasá) me ha regalado este libro y me ha dado una alegría. Lo estoy leyendo desde hace dos días y me encanta. Al autor ya lo conocíamos por su trayectoria como escritor de literatura infanto-juvenil y es fantástico que haya obtenido este premio. No me apunto por la morbosidad que puede encerrar conocer la historia de alguien que se tomó como fenómeno de circo por ser liliputiense y exhibirse en escenarios... simplemente: ¡Me encanta la forma natural con que se narra! Siento que alguien muy cercano a mí vivió esta historia y me la está contando mientras tomamos un café.
Tengo La breve y maravillosa vida de Óscar Wao bajo una pesada plancha de cristal, pues lo leeré cuando me den una señal y otro de Gioconda Belli: El infinito en la palma de la mano, autora que me enamora porque es requetebuena, pero mientras el hacha va y viene (ugh! que expresión más deforestadora) me quedo con Chiquita en buena compañía.
¡Ummmm! sí, tengo cierta debilidad con los libros de Alfaguara, después de todo, ahí está Ruth, un monumento de mujer dominicana.
Tengo La breve y maravillosa vida de Óscar Wao bajo una pesada plancha de cristal, pues lo leeré cuando me den una señal y otro de Gioconda Belli: El infinito en la palma de la mano, autora que me enamora porque es requetebuena, pero mientras el hacha va y viene (ugh! que expresión más deforestadora) me quedo con Chiquita en buena compañía.
¡Ummmm! sí, tengo cierta debilidad con los libros de Alfaguara, después de todo, ahí está Ruth, un monumento de mujer dominicana.
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