La DEPRESIÓN EN LOS HOMBRES no suele expresarse de la misma manera que en las mujeres, y es más difícil diagnosticarla, porque en muchas ocasiones ellos no reconocen los síntomas, y se niegan a la posibilidad de padecerla. Investigadores en este área afirman que “ellos aceptan tener estrés, porque está relacionado con el trabajo, con ser trabajólico, pero aceptar ser depresivos para ellos implica una sanción social”; lo que en otras palabras quiere decir estar mal vistos o quedar relegados o incluso marginados.
Cuando ya no pueden manejar el cúmulo de sensaciones que la depresión les origina, terminan acudiendo a un especialista (psicólogo o psiquiatra, en la Medicina tradicional); pero muchas veces lo hacen cuando la enfermedad, pues la depresión no es otra cosa que una enfermedad, ya está en avanzado estado, y por tanto el riesgo es mayor, puesto que llegan a pensar o a plantearse incluso el suicidio. “Las mujeres intentan suicidarse -afirma una psicóloga clínica-; los hombres, en cambio, se suicidan”.
Como Antonio, quien intentó quitarse la vida cuando tenía 24 años, producto de una depresión. Salía de la universidad, no podía encontrar trabajo, y su polola de aquel entonces quedó embarazada. La depresión lo llevó a estar dos semanas internado en una clínica de trastornos mentales. Tras dos años de terapia, medicamentos y el fin de su relación, se mejoró de la enfermedad. “No quería hacer nada -explicó a un medio de comunicación-; no entendía para qué estaba vivo si además lo estaba pasando muy mal, había estudiado mucho y no tenía trabajo. Entonces te preguntas ¿vale la pena todo esto? La respuesta en ese momento para mí era clara: no, no vale la pena. Claro, hoy no pienso lo mismo y entiendo que tenía una depresión. Por suerte contaba con el apoyo de mi familia”.
Los principales detonantes en las depresiones masculinas suelen ser la falta de trabajo y los motivos sentimentales, aunque también puede haber otros. Los hombres ABC1, efectivamente pueden suicidarse si pierden dinero, por la cosa del poder, la sensación de poder, al constatar que ni pueden ni consiguen manejar ni dominar la situación. Las depresiones en los estratos sociales más bajos están relacionadas en un alto porcentaje con el alcoholismo, y en esos casos también aparecen causas sentimentales: el machismo impera. Lamentablemente, todas las estadísticas y/o estudios realizados en Chile sobre esta temática terminan con la misma o parecida conclusión: un hombre que es engañado por su mujer no lo acepta. Y de esa no-aceptación surgen otra serie de preocupantes problemas, de los cuales la agresión o el maltrato, físico o psicológico, son el aspecto más visible.
En los hombres, la depresión no se expresa necesariamente con tristeza o angustia, porque la presión a la que ellos mismos se someten por sentirse bien los lleva a reaccionar de manera distinta frente a esa enfermedad. Por ello se vuelven irritables, agresivos, poco comunicativos, y se sienten con falta de energía, con trastornos de sueño, y con mucho sentimiento de culpa. Además tratan de evadir las sensaciones negativas, por lo que es habitual relacionar las depresiones masculinas con el deporte en exceso, mucha televisión, alcohol, sexo e infidelidad conyugal. Todos ellos mecanismos para luchar contra los síntomas depresivos, buscando sentirse mejor.
Pero además, como ya se ha señalado antes, tienen actos violentos. Muchos hombres que sufren de depresión se aíslan y se muestran agresivos con miembros de su familia, lo que genera abusos o violencia doméstica. Amalia terminó una relación con un hombre depresivo. “No me daba cuenta de lo que le ocurría, estaba ansioso, agresivo, se enojaba por todo y de todo me culpaba a mí; cuando me dijo que tenía depresión traté de ayudarlo pero se alejó aún más”. Más tarde Amalia se enteró de que él tenía otra relación desde hacía tiempo. “Cuando me enteré decidí terminar con la relación. Puedo comprender que tenga una depresión, pero eso no justifica que él me haya sido infiel”.
Algunos de los síntomas más evidentes de la depresión masculina (pueden ser todos o combinados, y se mantienen por lo general durante largos períodos), son los siguientes:
*Se sienten enojados o irritados.
*Se vuelven hostiles o agresivos y crean conflictos a su alrededor.
*Usan alcohol, televisión, deportes y/o sexo de manera intensiva como automedicación.
*Están constantemente demandando respeto y sienten que otros tienen la culpa.
* Se sienten fatigados y agitados.
* Se sienten avergonzados de sí mismos.
* Se frustran rápidamente si sus capacidades no son reconocidas por los demás.
*Son impulsivos y tienen menos tolerancia ante el estrés.
*Duermen en exceso, o muy poco.
•*Dejan de comer o, por el contrario, comen mucho.
•*Tienen una mala imagen de sí mismos, y una muy baja autoestima.
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