TODO LO QUE UD. SIEMPRE QUISO SABER SOBRE EMPODERAMIENTO


Hace muchos años, tuve la oportunidad de trabajar en una campaña interna, institucional de una multinacional. Fue mi encuentro con el enpowerment. Pero yo tenía un poso socialista y al finalizar mi investigación me dije: ¡jo, con el capitalismo! Esto no es más que una forma inteligente de sacarnos plusvalía utilizando nuestros propios recursos creativos, nuestro consentimiento. Seguro que copiaron el modelo de esos planes de negocio piramidales: si tú no triunfas, es porque eres idiota; pero si me esfuerzo en convencer a otros para que pongan su dinerito aquí, soy un líder triunfador... Como quiera que estuve utilizando el término para los fines empresariales. Hoy, el Dr. Francesc Borrell i Carrió y el Dr. Salvador García Sánchez me permiten recuperar mi admiración por los profesionales objetivos que existen en el mundo. ¡bravo por ellos!


EMPOWERMENT: EL PODER DE UNA PALABRA


PUBLICADO EN: HUMANA 2002;6(2):74-79
Dr. Salvador García Sánchez (Profesor de Psicología de las Organizaciones. Universidad de Barcelona) y
Dr. Francesc Borrell i Carrió (Médico de Familia. ABS Gavarra Cornellà de Llobregat.


Un Estado que empequeñece a sus hombres, a fin de que puedan ser más dóciles instrumentos en sus manos, hallará que con hombres pequeños ninguna cosa grande puede ser realizada... por falta del poder vital que, en aras de un más fácil funcionamiento de la máquina, ha preferido proscribir...
Stuart Mill, 1855




Las palabras son poderosas.
Las palabras animan a transformar la realidad, o por el contrario pueden llegar a amputar el pensamiento creativo. Dan sentido a nuestra vida y a veces incluso se atreven a dar sentido a la muerte. Las palabras son poiéticas, generadoras de nuevas posibilidades de acción. Como tan bien proclama Neruda, más que declama, las palabras tienen vida"Tienen sombra, transparencia, peso, plumas, pelos...Las amo, las adhiero, las persigo. Las muerdo, las derrito...". Desde una mirada cosmopolita la palabra "empowerment" suena bien: ¿será en el fondo el "empowerment" dar palabras y dar la palabra a quien habitualmente no la/s tiene?


ORIGEN Y DEFINICIÓN
"Empowerment" es una palabra poderosa que surge de la tradición de pensamiento denominada "Desarrollo Organizativo" (a partir de ahora DO), anticipada en los años setenta por autores como Argyris, McGregor, Beckhard, Schein, Bennis y otros (1-3) , venidos del campo de la consultoría académico- humanista, en su intento de "aplicar ciencias de la conducta para aumentar la salud organizacional". El DO puede definirse como la aplicación de la psicología social y otras ciencias de la conducta para aumentar los resultados de las empresas a través de la liberación de la energía creativa de las personas. Un cambio esencial de creencias y valores de abajo a arriba es una revolución. Un cambio de creencias y valores de arriba a abajo es DO.
Al menos encontramos tres acepciones para la palabra empowerment, palabra por cierto de difícil traducción, aunque propondríamos "potenciación " o "liberación de autonomía responsable", (lo que es preferible a "empoderamiento", "facultamiento" o "apoderamiento"...términos que hemos visto utilizados en traducciones mejicanas o de otros países):
1) Como ciudadano quiero empowerment para poder decidir más y mejor. Quiero decidir, por ejemplo, el tratamiento médico que recibiré entre las diferentes opciones disponibles. Quiero ser tratado como cliente en mi Centro de Salud. Quiero que cualquier empresa de servicios me considere persona, no mera mercancía. Incluso también quiero intervenir en las decisiones estratégicas, a través de ONGs o en un futuro en referéndums via internet. Todo esto es empowerment.
2) Como trabajador quiero aumentar mi autonomía de decisión y desarrollar al máximo mis capacidades. Quiero ser responsable en el sentido de dar respuestas, darlas asumiendo el coste y el beneficio de esta ampliación de tareas. No es lo mismo sentirse un "recurso humano a optimizar" que sentirse potenciado como persona. A este nivel se ha definido empowerment como: "la transferencia de la autoridad y responsabilidad relacionada con el puesto de trabajo de los directivos a los trabajadores" (4)
3) Finalmente, y este es el uso más profundo del vocablo, como individuo quiero ensanchar mis propias capacidades intelectivas y creadoras. Quiero empequeñecer los limitadores externos e internos a estas capacidades, y por consiguiente quiero ganar en locus de control y sentimiento de autoeficacia: yo soy mi principal factor de cambio y de progreso personal. Como dice A. Gala: el hombre es batalla y su campo de batalla.
Ensayemos una primera definición: empowerment sería un término equivalente a autonomía con asunción de responsabilidades y de capacidad de influencia. Quiero ser más autónomo en mi proceso de decisión, pero quiero serlo para proyectarme en lo que soy sobre el conjunto de la sociedad, o del entorno sociolaboral. "Empowerment" hace referencia a tener valor para elegir valores, a concederse poder, a tolerar la ambigüedad, a manejarse en medio de la complejidad. Implica que confiamos en la libertad responsable de uno mismo y de los demás.
ENTENDER LA HISTORIA A PARTIR DE UNA PALABRA
¿Es fruto esta palabra de una desmedida ambición de los seres humanos?
El término nos viene del mundo de la empresa anglosajón, donde pragmatismo, ingenuidad y culto a la acción se dan de la mano con cierto terror patológico a devenir "un perdedor". También desde la confianza de que la historia siempre va hacia delante. ¿Y como se recibe en España? Como todo lo que viene del mundo anglosajón: con fascinación acrítica, pero con un contrapunto escéptico que fácilmente deriva a cinismo.
Hemos afirmado en primer lugar que esta palabra, empowerment, es un caso particular dentro de un elenco de palabras que cada año salen de una peculiar factoría: la factoría de los analistas y consultores de empresa, unos intelectuales especializados en reflexionar sobre cómo dar a la sociedad civil más instrumentos para la competitividad. Estos intelectuales orgánicos conforman un área de pensamiento que podríamos llamar cultura de gestión, y los adjetivamos de orgánicos porque su tarea es finalista y remunerada, eso es, trabajan para producir ideas al servicio de unos clientes que les pagan por ello. Tienen ciertos grados de libertad, pero se autocensuran para que sus productos sean comprables sin espanto. A veces ideas que actúan como revulsivo son las que se compran más, por lo que la frontera es ténue. Pues bien, estos intelectuales orgánicos han ido creando un entorno único de valores y de actitudes que empequeñecen las diferencias entre un directivo de una empresa multinacionacional americana y japonesa. Se ha producido un auténcito fenómeno de filosofía distributiva, en el sentido que utilizaba el término Bachelard: un colectivo con enorme poder de
influencia ha desarrollado de manera inaparente una teoría del ser humano, un modelo, también, de sociedad y de relaciones productivas.
No es la primera vez que ocurre este fenómeno. En realidad, la clase empresarial abrazó una fuerte ideología puritana-eficientista a mediados del siglo XIX, tal como analizó con atino Max Weber (5). O para decirlo con propiedad, esta ideología permitió la consolidación de las personas y negocios que siguieron sus preceptos. En Cataluña y el País Vasco, por ejemplo, una clase burguesa y puritana, dada al sacrificio personal, levantó la incipiente industria. En cambio otras zonas de España quedaron enquistadas en un caciquismo hedonista. La clase obrera, sometida a duras condiciones de vida, abrazaba ideologías revolucionarias. Las tensiones sociales eclosionaron en la Primera y Segunda Guerra Mundial, fruto en parte de líneas de pensamiento utopistas: Marx y Nietzsche fueron padres involuntarios de Stalin y Hitler, respectivamente.
Tras este desastre sin precedentes pasamos por una etapa de pensamiento nihilista y existencialista que en realidad es un paréntesis para recalar en la filosofía popperiana, la que impregna de forma inaparente cada recodo del último cuarto de siglo XX. K Popper(6), substituye la idea de lucha de clases por el paradigma "sociedad abierta-sociedad cerrada". Popper, con este cambio, aplica de manera persuasiva otra idea más profunda: las formas sociales evolucionan de manera mucho más compleja a la simple contraposición entre burguesía y proletariado. Las condiciones en que el ser humano se realiza son las condiciones últimas en que se desarrolla la libertad y la dignidad para el conjunto de la Humanidad. Y por esta razón el paradigma no es un paradigma reduccionista "proletario-burgués", sino otro más radical: las condiciones por las que tengo acceso al conocimiento, por las que puedo influir en los demás, por las que soy libre protagonista de mi vida, de mis empresas o proyectos y de la vida colectiva. El gran reto del siglo XX fue el asentamiento de la democracia en el Viejo Continente. El gran reto del siglo XXI será construir una sociedad abierta, multiétnica y multireligiosa, de libre iniciativa, cosmopolita, donde el individuo pueda desarrollar sus capacidades bajo una premisa clave: respeto a la diversidad y sostenibilidad del planeta y el equilibrio entre el tiempo dedicado al trabajo y el tiempo dedicado a serenarse y desarrollarse como persona.
Este gran cambio de paradigma nos lleva de inmediato a otro concepto clave de Popper: el concepto de ingeniería social. El Mayo francés fue el último estallido europeo bajo el síndrome revolucionario. No resulta verosímil que se repita. Hemos aprendido una dura lección: el progreso no se hace con revoluciones, se hace con democracia y diálogo. Con sociedades abiertas. Pero una sociedad abierta tampoco se hace a golpe de leyes o constituciones democráticas, aunque desde luego son condición para ella. La sociedad abierta se hace por el empeño de una parte de la sociedad que, movida por una clara percepción ética y estética , quiere respetar y hacer respetar la dignidad de cada persona, por insignificante que sea (7). Hay muchas formas de erosionar esta característica central de la sociedad abierta: las mafias, cada vez más poderosas, (8), las propias leyes del mercado, si no son contrarestadas desde las diferentes ideologías humanistas, y en general las ideologías de "los seres superiores". Estas formas ideológicas basadas en el elitismo son muy atractivas porque detrás de una fachada de exclusividad, de halago, de altruismo, esconden el mensaje de "yo soy diferente de los demás", "yo soy superior y me merezco más que el resto". La estela del pensamiento elitista puede encontrarse entre los griegos clásicos, (Epicuro, Platón, todos ellos postulaban el "hombre superior"), el pensamiento místico, los grandes utopistas y muy en particular Schopenhauer y Nietsche, y ha dado lugar a múltiples formas culturales, de entre las cuales la masonería con su ideal conspirativo representa bastante bien la imagen casposa de esta corriente. Hoy en dia la trilateral y lo que Estefanía llama "el hombre de Davos", renuevan con imaginería la nueva faz del elitismo (9). Es el anti-empowerment. Maturana nos advierte: "El camino espontáneo de la transformación de una sociedad como unidad va hacia el totalitarismo; cualquier otro camino exige una decisión ética: no puede ser espontáneo, es una obra de arte, un producto del diseño humano estético.." (10)
EMPOWERMENT EN EL MUNDO DE LA EMPRESA
La teoría de organización predominante en los años 20 era la burocrático formal : "el conocimiento está arriba" y los mandos intermedios han de controlar a los "recursos humanos", (léase trabajadores. De ahí surge la Dirección por Instrucciones (DPI), llamada en los años veinte "Organización Científica del Trabajo". La Dirección por Objetivos (DpO) señala un avance, al situar en el plano del razonamiento lo que la empresa pretende. Una evolución lógica es reflexionar también sobre los valores que sustentan la toma de decisiones, la denominada Dirección por Valores (DpV)(11). Podría decirse que la DPI es para operarios poco instruidos, la DPO para empleados obedientes y la DPV para profesionales potenciados. Esta idea la expresaríamos gráficamente en la figura 1, donde se postula un trabajador del siglo XXI más autónomo, que ha interiorizado los valores de su empresa y desarrolla su actividad de manera creativa, no tanto para complacer a su jefe, sino para complacerse a sí mismo, (a los valores que le animan). Estos valores son finalistas (visión y misión) e instrumentales (principios de acción práxicos, éticos y poiéticos), y permiten adaptarse a la complejidad en mayor medida que los objetivos o las instrucciones, (que de todas maneras continúan teniendo un papel, como si de una arquitectura en estratos se tratara). Cuando los valores están claros, los objetivos cobran más sentido, e incluso las instrucciones aparecen más lógicas en su función de orientar conductas poco complejas.
Fuerzas favorecedoras del empowerment:
Creencia de que las personas actúan responsablemente cuando se confía en ellas como seres adultos y libres.
Aumento del nivel de educación de los empleados y de los clientes
Evolución de usuarios a clientes
Necesidad de creatividad, amabilidad y agilidad por parte de los empleados
Estructuras más ágiles y virtuales ( Obsolescencia del organigrama en rastrillo)
Desarrollo tecnológico que exige aumento del nivel de cualificación y posibilita nuevas formas de interacción y capacitación
Estrés creciente de los directivos (Sobrecarga de trabajo y falta de apoyo social)
Competitividad internacional creciente
Fuerzas obstaculizadoras del empowerment
Creencia de que el conocimiento está únicamente arriba (Cosa especialmente errónea en el tema de los valores)
Creencia de que las personas en la empresa son meros recursos, no fines en sí mismas
Presiones económicas de rentabilidad máxima a corto plazo
Falta de formación en gestión de personas por parte de los directivos
Falta de confianza en la libertad responsable de los trabajadores
Temores a perder privilegios y estatus por parte de los directivos y mandos intermedios
Inercia y acostumbramiento a una manera de hacer las cosas basada en el paradigma de poder vertical descendente heredado del ejército y la iglesia
Falta de consultores externos e internos adecuadamente formados en desarrollo Organizativo
Falta de diseño de planes de carrera y de sistemas de compensación
Dificultad parea delegar. Exceso de perfeccionismo e inseguridad de fondo por parte de los directivos.
Falta de formación y reconocimiento del trabajo en equipo
Para resumir, ¿qué significa el empowerment en una organización ?
1) Replanteamiento del rol de la alta dirección, que pasa de mandar y pensar a inspirar y legitimar que se libere energía creativa y circulen las ideas
>2) Replanteamiento del rol de los mandos intermedios, que pasan de ser jefes a facilitadores del éxito de sus colaboradores
3) Replantamiento del rol de los trabajadores: "enriquecimiento vertical y ensanchamientohorizontal de puestos de trabajos".
4) Legitimación, formación y motivación para el trabajo en equipo ("equipos semiautónomos").
5) Replanteamiento de la política de selección, capacitación, promoción y reconocimiento de las personas. Selección por valores. Formación específica a todos los niveles. Reconocimiento moral y económico de los incrementos de responsabilidad y tolerancia de ambigüedad propias del empowerment.
6) Capacitación en competencias conversacionales y asertividad
La empresa basada en empowerment substituye el mandato por la facilitación, confiando en las capacidades de sus trabajadores porque cada uno de ellos participa de un Ethos colectivo, (valores).
CONSECUENCIAS FILOSÓFICAS Y POLÍTICAS
Otro rasgo central de la filosofía popperiana es el deber de optimismo. "Dame una emoción y te daré una filosofía", afirmaba W. James (12). Pues bien, parafraseando a Popper(6): "dame una emoción colectiva y te daré un tipo de sociedad". No puede existir avance, no puede darse un esfuerzo solidario, sin optimismo. La insatisfacción es el motor del cambio, el temor y la pereza son sus frenos y el optimismo el combustible. Obsérvese que de las ideas marxistas, esta idea de la transformacion social, en un cierto marco historicista, es la que mejor resiste el paso de los tiempos, y obsérvese también donde se encuentran las culturas que han hecho de la providencia y la predestinación un objeto de dogma. El optimismo nos resulta necesario porque es condición previa a una acción creativa y libre. No puedo ser libre si no creo de forma entusiasta y valerosa en mi libertad. A quien vive temiendo no puedo tener por libre, dice Horacio. Parece tautológico pero no lo es, porque si me creo esclavo mi propia creencia me esclaviza. Es profecía de obligado cumplimiento, como diría Watzlawick (13).
De acuerdo, somos libres y optimistas, pero... ¿para qué la libertad? Los retos que afronta la Humanidad son enormes, y de hecho nos estamos jugando nuestra sobrevivencia como especie. Jamás habíamos tenido tanto poder, y, a la vez, jamás habíamos sido tan vulnerables. Pensemos por un instante en el riesgo de epidemias masivas en áreas sobrepobladas, o en los cambios catastróficos que puede tener nuestra acción depredadora sobre el planeta Tierra. O, simplemente, en la cantidad de personas que trabajan sometidas a jefes humanamente incompetentes y que viven agobiadas, irritadas y sin tiempo en las grandes ciudades "desarrolladas". Es urgente, urgente como nunca antes lo había sido, que el ser humano tenga un diseño sobre lo que desea ser, porque si hasta ahora hemos aprovechado nuestro tiempo y los recursos de la Tierra sin creernos demasiado que son agotables, la Vida empieza a pasarnos factura. La sobrepoblación hace inviable el modelo actual de crecimiento, algo que ya analizó I. Asimov en los años 60 (14).
Una de las paradojas actuales es justamente que a un nivel doméstico jamás el ser humano había tenido tantos grados de libertad. Este poder doméstico contrasta terriblemente con la falta de poder a nivel organizativo y terráqueo. Faltan políticas medoambientales consensuadas por todas las naciones, políticas de salud, políticas para atacar la pobreza, para equilibrar poblaciones... La nación más poderosa de la tierra no parece ser capaz de mirar con generosidad más allá de lo que ella define como sus intereses estratégicos. Jamás se había notado tanto las políticas depredadoras del planeta versus las políticas de desarrollo sostenible y vida apacible. Pero estas evidencias no son perceptibles aún por el gran público, sumergido en debates de política nacional. No nos atrevemos a pensar en términos cosmopolitas cuando en realidad solo podemos salvarnos con opciones terráqueas. ..Y sabemos que el poder en la tierra no está ocupado por poetas ni por éticos sensibles. Entonces es legítimo preguntarnos, ¿tenemos salvación?... ¿no hay también motivos para el pesimismo?
El enpowerment es una reacción optimista a todos estos retos. Es una apuesta por el nuevo hombre, (no forzosamente el hombre superior al estilo nietzscheano), y por supuesto la nueva mujer, (más que nunca la nueva mujer). Es una respuesta también ingenua y que esconde bastante hipocresía. Si bien casa perfectamente con el new deal kennediano ("no se pregunten ustedes que puede hacer America por Vds, sino Vds por América"), su uso práctico suele ser maquiavélico. Las instituciones y grandes corporaciones son implacables en sus políticas estratégicas, sometidas a la lógica de la competitividad salvaje por la supervivencia. Crean muchas veces el señuelo de microentornos laborales de empowerment que destruyen de un plumazo cuando dejan de rendir dividendos. Jamás hubo tanta hipocresía institucionalizada, porque ahora toda empresa que se precie levanta un ideario que ella misma va a ser la primera en traicionar cuando la necesidad apremie, (o sin que ni tan siquiera apremie, en ocasiones simplemente como parte de la estrategia). Demasiada ingenuidad para un lector de Quevedo y Gracián, al que se le hace irrespirable el tufo de muchos de los discursos de gestión. Y sin embargo en España nos creemos todo lo que viene del civilizado Occidente. Nuestra sensación de ridículo histórico es tan abrumadora, hemos estudiado y nos hemos embebido de tal manera en nuestros fracasos históricos, (desde la derrota de la Invencible, hasta la esperpéntica dictadura de Franco), que nos hemos fragmentado en el amor a nuestro terruño, (algo teníamos que salvar, algún sitio donde poner nuestra autoestima), y la fascinación por todo gurú que hablara inglés. Un cuarto de siglo después de la muerte de Franco empezamos a reconstituir nuestra autoestima y empezamos a rescatar la complejidad del pensamiento de quienes nos precedieron. Pero no deja de ser sorprendente la penetración de la literatura "gurú", agitadora de ambiciones, transformadora de todo para no transformar, en el fondo, nada. Por la vía de la fascinación llegamos a un modelo de empowerment que nos dice: trabajen ustedes cada vez más, sean cada vez más autónomos, pero sean cada vez menos ustedes. He aquí la paradoja del moderno esclavo.
Ahora bien, con ser estas reflexiones importantes no constituyen una crítica de fondo, porque la idea fundamental de empowerment se produce, como decíamos más arriba, en el nivel de individuo, no de trabajador. Y aquí el optimismo puede nutrirse de una esperanza basada en hechos. Es innegable que yo como individuo tengo medios como jamás antes los tuve para recrear el ideal renacentista del uomo universale. Es innegable que la sociedad occidental valora como nunca nuestra individualidad, y se respetan como nunca formas contraculturales. Stuart Mill (15), padre de la diversidad intelectual, estaría muy contento contemplando como un valiente filósofo como Savater, teórico de una ética basada en la autoestima, (16), tiene predicamento y respeto, o como los escritores, cantantes y directores de cine más atrevidos obtienen cuotas nada despreciables de mercado. La sociedad abierta empieza a trabajar en los límites del caos, o para ser más exactos, permite que una periferia intelectual contacte con el caos, la falta de homogeneidad y la diferencia. Hay para ello una necesidad biológica: de este contacto fronterizo con el caos nacen las ideas más fecundas, como indica Eugeni Trias (17). Por otra parte, el "peligro" que acecha del caos se conjura con unos potentes medios de comunicación, porque aún hay miedo al debate crítico. Aún hay miedo a las ideas y a la libertad. Somos como una criatura que hace sus primeros pasos en un nuevo paisaje ignoto.
Y aquí se nos aparece una de las confusiones más lacerantes de la sociedad abierta actual. El verdadero peligro no es disgregarnos en la diversidad de enfoques, valores o ideas de la sociedad multicultural. El enemigo a batir no es la heterodoxia ni el inmigrante. El reto más profundo es la increíble ambición del ser humano, la tuya, la mía. Una sociedad personalista, como es la nuestra, donde los ensayos comunitarios (y comunistas) han fracasado porque no supieron complementar solidaridad con libertad, ha dejado la ambición de cada cual como rasero del éxito, como directriz para cada guión de vida. "Gana quien tiene más", sería un lema. "No quiero ser perdedor", nos dice el protagonista de la película Jerry Maguire. Y estos lemas inaparentes conforman un pensamiento grupal acrítico y estulto, cuya principal coartada filosófica es el egoísmo solidario. Este es el límite del empowerment. "Hay en la Tierra todo lo necesario para el ser humano, pero no para su ambición", como nos advertía Gandhi. Hay mucho a ganar con un empowerment dirigido al ser humano y al servicio de su dignidad, pero también hay mucho empowerment instrumentalizado hacia la ambición embrutecedora y el narcicismo. La imagen que mejor retrata esta realidad es la de una generación de padres que deja la educación emocional de sus hijos a manos de las canguros, y levanta el dedo acusador hacia la escuela cuando estos niños devienen delincuentes.
Muertas las utopías del siglo XX, (¡y que no regresen, por favor!), la gran tarea de la Humanidad será encontrar equilibrios: equilibrios en el microcosmos afectivo de cada cual, eso es, entre las exigencias de un mundo laboral implacablemente voraz y la olvidada oportunidad temporal para la ternura y la serenidad creativa. Equilibrio macro entre el primer y el tercer mundo, entre el dilapidar y el lograr políticas de pleno empleo en una economía sostenible. Equilibrio meso entre el hombre virtual y el analfabeto, el emigrante y el autóctono. La pregunta es: ¿Empowerment para ser y sentirme un poco mejor como persona y como autor de mi propia vida, o empowerment para ser más productivo... y un "triunfador" al modo convencional del término? Para responderla juiciosamente les proponemos que substituyan el último libro del típico gurú por Baltasar Gracián (18):"más vale un gramo de cordura que arrobas de sutileza".
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
1) McGregor D. El aspecto humano de las empresas. Ed Diana México DF, 1969
2) Cummings T, Huse EF. Organization Development and Change. West Publishing Co., New York 1989
3) Argyris C, Shön DA. Organizational learning. Reading Mass: Addison Wesley, 1978
4) Thomas,K.W, , Velthouse.. Cognitive elements of empowerment: An 'Interpretive' model of intrinsic task motivation. Academy of Management Review , oct, pp. 666-81 1990
5) Weber M. La ética protestante y el espíritu del capitalismo. Ediciones Península. Barcelona 1977.
6) Popper K. La sociedad abierta y sus enemigos. (Tomo I, II) Planeta Agostini Barna 1992.
7) Marina JA Ética para náufragos. Anagrama. Barna 1995.
8) Castells M La Era de la Informacion (3 tomos) Alianza Editorial Madrid 1998.
9) Estefania J. El poder. Plaza y Janes. Nuevas Ediciones de Bolsillo Barna 2000.
10) Maturana, HR, Varela, FL. Autopoiesis and cognition; The Revolution of the Living. Boston Studies in the of Science. Vol 42. Reidel, Boston, 1980
11) Garcia S, Dolan SL La Dirección por Valores. McGraw-Hill. Madrid 1997.
12) James W. Pragmatismo. Un nombre nuevo para viejos modos de pensar. Sarpe Madrid 1984
13) Watzlawick P. ¿Es real la realidad? Herder Barna 1989.
14) Asimov I. La buena Tierra está muriendo. En : Asimov I. "La mente errabunda" Alianza Editorial Madrid 1987.
15) Mill S. Sobre la libertad. Alianza Editorial Madrid 1997.
16) Savater F. Ética como amor propio. Grijalbo Mondadori.Barna 1988.
17) Trias E. Ética y condición humana. Península. Barna 2000.
18) Gracián B. Oráculo manual y arte de prudencia. Planeta. Barcelona 1984.

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