Oscuro Amor de Norberto James Rawlings visto por Pedro Conde Sturla

Norberto James Rawlings ha vuelto a escribir y escribe y describe un oscuro amor con imágenes transparentes, de “oscura transparencia”, que dejan pasar la luz a cuentagotas, tamizan la impronta del recuerdo, “la triste máscara del recuerdo”, y recuperan con doloroso placer lo pasado y lo soñado, la madeja de sombras que nutre su presente.




Ha vuelto a escribir desde el aire “blando y frío de Nueva Inglaterra” y evoca intensamente aquel “azul de las noches de Cuba”, la de sus años de estudiante.

Escribe desde un amor inagotable e incurable, oscuro amor consumado que nunca fue consumido:

“fragor y luz que ahora
tu diminuta mano blanca
repentinamente clausura
silencia
con el índice del adiós”

Escribe desde una incertidumbre y desde una certidumbre, desde “luminosas ventanas”, desde un abril que ya no es triste, desde un oscuro amor que deleita su “arrebatado corazón”:

“El viento que guía tus naves
es el mismo que se despliega
en las sedientas sombras diurnas
de mi desfasado anhelo.”

Escribe, en fin, desde la certidumbre de que nadie le quita lo bailado, nadie le quita lo soñado, nadie le quita lo vivido. Pedro Conde Sturla.

Oscuro amor
Oscuro amor
que desde luminosas ventanas
deleitas y renuevas mi
arrebatado corazón
Ahora que regresas a mí de distante viaje
ahora que te deshaces de las furtivas huellas
sin dejar rastro visible
ningún dios posible podrá doblegar
ni trocar mis sueños como te he soñado
mía sin límites ni ataduras
Ya no será abril el mes triste
del que hablan algunos poetas
Para nosotros será mes
de tiernos recuerdos
a puro corazón forjado
Amor en tu sangre en la mía
arden los mismos fuegos
se derraman iguales luces
El viento que guía tus naves
es el mismo que se despliega
en las sedientas sombras diurnas
de mi desfasado anhelo.

Lugar incierto
Ya no quedan silencios
No quedan más banderas por desplegar
Centros
límites por alcanzar
ni dioses celosos o neutros
Se han ausentado todos
y las indeclinables aves del adiós
no baten alas y ya no hieren inclementes
los puñales de la despedida
Adiós lugar incierto
deshabitada luz.

Oscura transparencia
Lo mejor
no es la caricia en sí misma
sino su continuación.

Mario Benedetti
Ahora puedo caminar junto a ti
sin que estés conmigo
Puedo oírte sin que me hables
Tu signo es la oscura transparencia de la lluvia
Tu luz la de este exiguo y breve sol
de Nueva Inglaterra
Riachuelos de caliche y guarapo
nos irrigan la sangre
Provincias de olvido y recuerdo somos
Comarcas de desbocado amor
nuestras vidas
¿De qué materiales está hecha
la transparencia que te concibe
albor de mis días?
¿Cómo se construye el alba sin luz
que te contenga?
¿Cómo las espesas paredes de soledad
que te cercan?
Ternura salvaje
sedienta de entrega.

Descubrimiento
Como pecio en aguas de su propio naufragio
como pozo seco en la noche
repitiendo los ecos de su aridez
ambula este corazón de ti sediento
 y en medio de la densa tristeza
que le atribuyen al mes de abril
me diste miel de las penumbras vacías
de los tambores
me diste a beber del sonoro hueco
que escuda tu corazón errante
me diste pequeña mía
de tu amor el más ávido
el para mí reservado.

Esos que arrastran
Esos que arrastran
las oscuras aguas de tus ojos
son escombros de mi pasado
desilusiones inadvertidas
duelo entre resplandor y sombra
tierno desafío
guirnalda de luz
flor de viento
sollozo reprimido
Ahora
por tus silencios trepan los míos
Todo se llena de ti
y te siento crecer vigorosa
irrepetible más allá de ti misma
como número momento
o cifra de día no vivido
como pregunta extendida
sin signos
sin fin.

Trueque
Tú me das tu corazón
yo en cambio te doy las mieles
de mi alma
de poeta errante
sin singladuras (pre) establecidas
sin anclas
sin ataduras.

Recuerdos que no fueron
La muerte vierte sus ecos
en metálicas copas
mientras las campanas ensayan
loas a la mudez de sus badajos
La muerte pasa sin pasar
y a su paso
sólo quedan silencios
dolorosos silencios que matan
de tu presencia
todos los recuerdos que no fueron.

Excúseme señora
Excúseme usted señora
por haberme tardado tanto bajo su piel
por haber desatado la sed que ahora la habita
por no advertir que mi sol no se ponía
en sus cielos como creí
Fue sin querer señora
que queriéndola yo
la indiferencia inauguró distancia entre nosotros
dejó en la mesa sus mejores frutos
Excúseme usted señora
que mi frente quiera descansar
entre las opacas lunas que alberga
en su pecho
y que la sombreada isla de mis deseos
 se vea nutrida de abulia.

Ventana
Desde tu corazón me dice adiós un niño
y yo le digo adiós.

Pablo Neruda
Para cuando te llegue este mensaje
yo tristemente me habré resignado a recordar
que entre nosotros
no todo el amor fue consumido
que de tu ternura no pudimos
transitar todos los senderos
que aunque beso a beso conquisté las rotundas y blancas alturas
de tus caderas y tú
mis más densos bosques de caoba
la avidez que hasta entonces
habitaba mi boca
como el azul de las noches de Cuba  que no conoces
derramó sobre mis días
fragor y luz que ahora
tu diminuta mano blanca
repentinamente clausura
silencia
con el índice del adiós
Me resignaré a recordar
de tus desatados placeres
sumergidos en el albor de imparciales sábanas
sus lentos y audaces salmos
el enriquecido ámbar de tus ojos
las tardías aguas de su firme y pedagógica mirada
y tu agridulce admonición
hundida en mi silencio
“no quiero irme pero me tengo que ir.”

Segunda ventana
¿Qué hago con lo escaso que me dejas de vida
cuando en los innumerables corazones
del viento no florezca mi risa
y en mis versos no habiten
los claros y nobles sonidos de la tuya?
¿Qué haré solitario obvio
cuando mis palabras ya no te acosen
y el álgebra de mi soledad interior
se subleve contra tu silencio?
¿Qué haré cuando tu persistente transparencia
se imponga “al verso aquél
que no podemos recordar”
desborde las orillas de parques y estacionamientos
baldíos
y reine tu imagen en urticante recuerdo
tornándose sombra de beso robado
bajo las cenizas de las tardes
de Nueva Inglaterra? Dicho de manera simple
¿Qué voy a hacer sin ti?


Pedro Conde Sturla es escritor
pericopepe@live.com

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