Poema místico de Efraím Castillo


Mientras más lo leo, más me gusta. Creo que el arte no está vedado a los miserables, pero sólo el ser humano que se eleva sobre sus miserias puede transformar en arte su dolor. El arte es como Dios, nadie lo ha visto pero sabemos cuando estamos ante su presencia. El arte debe servir para mejorar a la raza humana.





Materia de ángel
                                      
Las alas no son precisas,
ni la sustancia etérea que enciende sus ojos.
No son necesarias las leyendas y sus móviles sagrados,
ni las claras nubes donde descansan las arpas.
Deséchense la inexcusable negación de los sexos
y las fábulas tejidas desde las mitologías remotas.

Sus rubicundos vellos no son precisos
ni la emanación sonora de la voz suprema
que funda los misterios, los milagros y las respuestas.

Tu materia de ángel, como vibrante luz,
es el perdón y el amor,
los desprendimientos que brotan desde la tierna esencia,
allí donde la luminosidad de la alborada
tiende puentes entrelazados de sonrisas,
de júbilos y estremecimientos.

Basta sólo con tu entrega,
con tu compasión en bandolera como arcabuz de la ilusión,
como espectro de la medianoche,
liberando los miedos y las pasiones cercenadas.

Tu materia de ángel es un vertido de lágrimas,
un cobijo del dolor entre los viejos recodos del mundo,
justo allí donde no caben los altibajos del rencor
y las miradas de soslayo se revierten frente a las praderas.
Tu materia de ángel es la tristeza por la tristeza,
el dolor por el dolor,
las lágrimas por las lágrimas,
las culpas por las culpas,
afirmando que la compasión puede tornarse en manso arroyo,
en réplica de esperanza donde confluyen los apasionados cantos…



Efraim Castillo

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